La exposición ‘Inventoras y educación’ en La Roda, del 11 al 25 de febrero, rinde homenaje a mujeres en ciencia y educación, destacando su lucha contra la invisibilidad histórica. Incluye la colección ‘En femenino. En la sombra’ y busca visibilizar el papel de la mujer en la sociedad actual.
Desde hoy y hasta el 25 de febrero, la Casa de la Cultura ‘Don Juan Manuel’ en La Roda será el escenario de la exposición titulada ‘Inventoras y educación’. Esta muestra se realiza en honor al Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia, que se celebra cada 11 de febrero.
Desde la concejalía de Igualdad, se ha organizado una muestra que integra la colección fotográfica ‘En femenino. En la sombra’, perteneciente a la Diputación Provincial de Albacete.
Esta colección está compuesta por un total de 27 cuadros que presentan imágenes relacionadas con el papel de la mujer en el ámbito de la ciencia y la educación. Además, esta exposición coincide con el décimo aniversario de dicha conmemoración, ya que fue el 22 de diciembre de 2015 cuando la Asamblea General de la UNESCO tomó esta decisión.
En términos más claros, la vocación femenina se promovía hacia la maternidad y el cuidado del hogar, considerándolas como las máximas aspiraciones. Esto ocurría sin tener en cuenta el nivel académico que las mujeres hubiesen alcanzado, así como tampoco su capacidad intelectual, profesional o personal.
En el extenso trayecto histórico de la invisibilidad, es importante resaltar que, durante momentos de crisis, las mujeres han desempeñado funciones que tradicionalmente se consideran masculinas en áreas como la industria armamentística, el espionaje y la ingeniería. Sin embargo, después de los conflictos, estas mujeres han sido devueltas a sus hogares, relegadas a las labores domésticas y a un sector económico que se considera improductivo.
Esta es una galería fotográfica que establece un vínculo con la memoria remota, así como con las miserias, triunfos, luchas, sacrificios y ternuras. No se busca resaltar los grandes nombres de pintoras, científicas o poetas. El objetivo es rendir homenaje a la mujer anónima, ya sea del pueblo, noble, burguesa o campesina.
Se observa cómo una subversión a las normas establecidas ha logrado que, en la actualidad, las mujeres estén integradas en el ámbito laboral con un reconocimiento legal de sus deberes y d derechos. Esto ha permitido que formen parte de una sociedad más equitativa y justa, aunque aún persista un largo camino por avanzar.
Por el contrario, las cualidades que se asocian socialmente con la feminidad, tales como la delicadeza, la ternura o la debilidad, son vistas como opuestas a la virilidad. Esta última ha sido tradicionalmente simbolizada por ciertas profesiones, como el toreo y las fuerzas de seguridad del estado.
La investigación resalta que la decisión de trabajar fuera del hogar, conocido como trabajo productivo, no era tomada por las mujeres, al igual que la administración de su patrimonio personal. Estas decisiones recaían en los hombres de quienes dependían. Solo las viudas, así como las solteras o religiosas, tenían el derecho de gestionar sus propios bienes.
Los orígenes de esta situación son complejos y se entrelazan con factores médicos, religiosos y sociales. Entre ellos se encuentran el mantenimiento de los mayorazgos y las teorías sobre las medidas craneales y el darwinismo. Estos enfoques justificaban la supuesta inferioridad de la mujer, argumentando que ella era simplemente un hombre en una etapa primitiva de evolución. Además, sostenían que la inteligencia disminuía en proporción a la capacidad reproductiva.
Después de la Guerra Civil, la policía en España comenzó a incluir a mujeres, quienes desempeñaron funciones en puertos y aeropuertos desde 1948. Sin embargo, la Ley de 22 de julio de 1961, que abordaba los derechos políticos, profesionales y laborales de las mujeres, establecía una prohibición para su ingreso en los cuerpos armados y servicios relacionados.
La participación de las mujeres en el mundo de los toros se remonta al siglo XVIII, aunque es posible que ya existieran lidiadoras antes de esa época. Sin embargo, su actividad era considerada indecorosa. En 1908, durante el gobierno de Antonio Maura, se prohibió el toreo femenino a pie. Esta prohibición se mantuvo vigente hasta 1974, con un breve periodo de excepción durante la II República. Un caso interesante es el de María Salomé Rodríguez, conocida como La Reverte, quien impugnó la Real Orden de 1908 argumentando que le estaban negando su derecho a torear. Al no obtener la autorización, decidió debutar bajo el nombre de Agustín Rodríguez.
Desde 1970, la incorporación de la mujer a los cuerpos de seguridad del estado comenzó con las primeras guardias urbanas en Córdoba. En 1979, se sumaron las primeras agentes a la Policía Nacional, y posteriormente, en 1988, fue el turno de la Guardia Civil.
Hasta la primera mitad del siglo XX, la mano de obra femenina e infantil resultaba esencial para equilibrar el presupuesto familiar. Las mujeres desempeñaban una gran variedad de oficios, destacando en áreas como el servicio doméstico, la confección y la reparación de vestidos, además de la industria textil. Entre los trabajos que realizaban, se incluían labores como jornaleras, molineras, taberneras, mandaderas, aguadoras, lavanderas, planchadoras, así como vendedoras y tenderas, panaderas o confiteras, amas de llaves, institutrices y doncellas.
No obstante, entre todos estos oficios, los más difíciles eran los desempeñados por las aguadoras y las lavanderas, quienes eran vistas con desprecio por las demás criadas debido a la naturaleza denigrante de su trabajo.
Principalmente, mujeres solteras eran las encargadas de llevar a cabo estos desarrollos, lo que sugiere un carácter transitorio en este tipo de trabajo. Estas transitoriedades se originan tanto por la dureza inherente al mismo como por la falta de reconocimiento social que recibían.
Con el objetivo de resaltar las dificultades que ha enfrentado el género femenino, esta exposición ha sido elaborada organizándola en diversos temas. En cada uno de ellos, se pone de relieve que, a pesar de luchar contra corriente, lidiar con limitaciones físicas impuestas por modas y costumbres irracionales y restrictivas, así como enfrentar la percepción de una supuesta inferioridad intelectual y su supuesta inclinación natural hacia el cuidado de niños y ancianos, las mujeres han demostrado una notable capacidad para desafiar estos estereotipos. Así, han logrado ocupar el lugar que legítimamente les corresponde en nuestra sociedad.
No se puede pasar por alto a las mujeres que en la actualidad continúan siendo oprimidas y sometidas a prácticas inaceptables como la ablación, además de ser víctimas de explotación tanto física como moral.