En los últimos tiempos, el Albacete Balompié nos tenía acostumbrados a una polaridad que en ocasiones sabía a gloria, pero había veces que te llevaba al sufrimiento más absoluto. El club manchego ha ido alternando cursos en los que peleaba por el ascenso con otros en los que se hundía en la tabla sin miramientos, haciendo que la salvación, por momentos, se antojase una quimera.
Pero esta temporada las circunstancias son otras bien distintas. Ya se han disputado 26 jornadas de LaLiga Hypermotion y el Alba está en decimocuarta posición con 34 puntos, a nueve de los puestos de descenso y a diez de la fase de promoción. En resumidas cuentas, Alberto González y sus futbolistas consiguen asentarse en esa “zona tranquila”, afrontando sus últimos 16 partidos del curso con el objetivo de la permanencia aparentemente encarrilado y con la ilusión de, por qué no, poder mirar hacia arriba.
El míster lo confirma
Precisamente, el técnico albacetista ya quiso transmitir un mensaje de optimismo después del meritorio triunfo cosechado el pasado viernes en casa frente al Real Zaragoza, por 2-1:
“Sumar cada punto cuesta mucho y los tres de hoy sirven para seguir soñando y seguir creciendo”, afirmaba Alberto.
El Carlos Belmonte es un seguro
Gran parte de culpa de que el Albacete Balompié respire con cierta calma y se vea en el derecho de mirar hacia delante con dicha ilusión, la tiene el Estadio Carlos Belmonte, donde el equipo solo ha encajado dos derrotas en los trece choques que ha disputado hasta la fecha, lo que provoca que sea un rival a temer cuando actúa como local. Mantener esta condición seguirá siendo clave para poder plantear planes futuros más ambiciosos.
No obstante, en el fútbol siempre hay que centrarse en el presente y en el Albacete ahora las cosas pasan por el partido que les medirá este domingo 16 de febrero, a partir de las 21:00 horas, al Real Oviedo, quinto clasificado.