Las intensas lluvias en Letur han causado devastación, afectando a residentes y visitantes. Carlos Martínez escapó por poco del torrente que destruyó su estanco. Otros, como un matrimonio israelí, también vivieron momentos de pánico. La comunidad enfrenta graves daños materiales y emocionales, con una recuperación que tomará años.
Algunos de los perjudicados por las intensas lluvias que azotaron la localidad albaceteña de Letur han compartido sus experiencias sobre su ubicación este martes y cómo se dieron cuenta de los efectos destructivos que el temporal estaba causando en el municipio.
En una entrevista, Carlos Martínez, un joven de 29 años, ha comentado que logró escapar del torrente "por un milagro". Este residente del pueblo había cerrado recientemente su estanco, ubicado en el corazón de la localidad, cuando comenzó a desbordarse el agua en la calle. "Estaba saliendo del negocio y justo en ese momento veo un ciclón de agua marrón venir hacia abajo", relató.
No hubo tiempo para avisar a nadie; con gran dificultad, logró escapar y comenzó a llorar y a rezar "por los que estaban en las casas que se estaban yendo al garete, sintiendo rabia e impotencia". De la tienda de Martínez, ubicada en la zona turística que ha sido la más afectada, no quedó nada. "La DANA se lo ha llevado todo, ha sido una ruina. Pero eso es lo de menos. Al menos yo estoy bien. Lo importante es encontrar a los que han desaparecido", declaró Martínez.
En ese momento, observaron una cascada que emergía directamente del pueblo. La pareja ha estado alojada durante la noche en el centro de acogida establecido en la escuela y ahora aguarda indicaciones de las autoridades. "Nuestro coche con todas nuestras pertenencias estaba en el casco antiguo. No hay ni rastro de él", comentaron.
Un matrimonio israelí, con edades de 59 y 54 años, se encontraba realizando senderismo en Letur cuando ocurrió la riada. Ellos comentaron: "Vinimos a España el viernes y después de visitar Valencia decidimos acercarnos a este pueblo para hacer senderismo. Estábamos haciendo una ruta cuando empezó a llover mucho y a subir el nivel del agua del río. Nos asustamos y corrimos de vuelta a Letur".
LA HORA MÁS CRÍTICA
En momentos de gran tensión, el tiempo se convierte en un factor determinante. La crisis actual nos lleva a reflexionar sobre cómo cada segundo cuenta. Juan Pérez, un experto en gestión de crisis, afirma: “La rapidez en la toma de decisiones puede marcar la diferencia entre el éxito y el fracaso.”
Las decisiones que se toman durante este período son cruciales. En situaciones de emergencia, es vital mantener la calma y actuar con eficacia. Según María López, psicóloga especializada en estrés: “El pánico solo genera más problemas; es fundamental pensar con claridad.”
- La planificación previa es esencial para enfrentar lo inesperado.
- La comunicación efectiva puede ser la clave para resolver conflictos rápidamente.
- La colaboración entre equipos fortalece las respuestas ante situaciones adversas.
A medida que avanzamos en esta crisis, recordemos que cada acción cuenta. La hora más crítica no solo define el presente, sino que también moldea nuestro futuro.
“Me avisó de que mi casa estaba desbordada y vine corriendo. Mi suegra y mi cuñado se quedaron atrapados en la casa de al lado durante horas hasta que por la tarde los pudieron sacar los equipos de rescate”. La parte inferior de su hogar ha sufrido un grave impacto debido al agua. “Esto es un barrizal, todas las puertas de mi casa están reventadas y hay fango por todos lados”.
Los residentes del pueblo han identificado el momento más crítico alrededor de las 13.45 de este martes. Según lo que ha comentado Irene Ruiz, de 42 años, se encontraba almorzando con sus padres en un día en el que "nadie sospechaba nada, simplemente parecía que estaba lloviendo bonico". Fue en ese instante cuando recibió una llamada de una vecina informándole sobre la situación que comenzaba a desarrollarse en el centro del pueblo.
Jesús Amores, un vecino de 57 años del pueblo, se encontraba en Hellín cuando recibió la noticia sobre lo que sucedía en su localidad. "Allí no llovía tanto, pero conforme empecé a acercarme me di cuenta de lo que estaba pasando. El agua saltaba por encima de las casas", comentó. Dueño del restaurante El Castillo, ha reconocido que su negocio ha quedado completamente arruinado: "No podemos ni acercarnos al centro de la ciudad, está todo destruido. El pueblo va a tardar años en recuperarse de esto, y no sólo por los daños materiales".