Se ha implementado una nueva unidad en el Hospital de Puertollano, dedicada al diagnóstico ecográfico y al tratamiento mínimamente invasivo de afecciones osteoarticulares.
La jefa del servicio de Radiología en el Santa Bárbara, Teresa Gómez San Román, ha destacado las ventajas que ofrecen estas infiltraciones guiadas. Ella señala que “hay patologías osteoarticulares en las que la ecografía es más resolutiva que la resonancia y la tendinopatía calcificante es una de ellas. Además, con el ecógrafo, puedes visualizar todo el procedimiento en tiempo real, algo que no puedes hacer con una resonancia”.
La tendinopatía calcificante, además de restringir el movimiento, provoca un intenso dolor, especialmente durante la noche. Esto dificulta enormemente la posibilidad de disfrutar de un sueño reparador.
Ecografía supera resonancia en diagnóstico osteoarticular
El tratamiento de la tendinopatía calcificante de hombro mediante lavado ecoguiado está siendo implementado por el centro sanitario, junto con las infiltraciones corticoanestésicas que también se realizan bajo guía ecográfica.
La tendinopatía calcificante es la primera patología que se aborda en esta nueva unidad, dirigida por la radióloga Ana Vidal. Esta condición se caracteriza por la formación de calcificaciones en los tendones, lo que provoca episodios de dolor. A lo largo del tiempo, el propio organismo tiene la capacidad de reabsorber estas calcificaciones; sin embargo, este proceso puede resultar extremadamente doloroso y puede extenderse durante varios años.
Recientemente, una unidad dedicada al diagnóstico ecográfico y al tratamiento mínimamente invasivo de patologías osteoarticulares ha sido inaugurada por el Servicio de Salud de Castilla-La Mancha en el Hospital ‘Santa Bárbara’ de Puertollano.
A pesar de que puede manifestarse en articulaciones como el codo o la cadera, la mayor parte de los casos de tendinopatía calcificante se presentan en el hombro. Esta condición no solo provoca una notable limitación en el movimiento, sino que también genera un intenso dolor, especialmente durante la noche. Como resultado, quienes sufren de esta afección enfrentan serias dificultades para conciliar el sueño y mantenerlo.
La innovación radica en que estas infiltraciones se llevan a cabo de manera dirigida. La doctora Vidal utiliza el ecógrafo como herramienta fundamental: “la calcificación se observa en la pantalla a lo largo de todo el procedimiento, lo que permite guiar la infiltración corticoanestésica hacia el área específica donde se pretende administrar la medicación, justo alrededor del tendón”.
El procedimiento implica la punción de la calcificación, que se realiza bajo ecografía. A través de una jeringuilla, se inyecta y se aspira suero, además de llevar a cabo una fragmentación mediante presión. Ana Vidal ha comentado que “aceleramos la fragmentación y extraemos parte del calcio, acortando el proceso de reabsorción; a continuación, hacemos una infiltración corticoanestésica en la zona para controlar el dolor y la inflamación, de tal forma que la enfermedad dura mucho menos tiempo, consiguiendo en la mayoría de los casos una mejoría clínica importante”.
La duración del efecto de la infiltración es de aproximadamente dos meses, momento en el cual el paciente regresa a consulta para evaluar si es necesario repetir el procedimiento o si puede ser dado de alta. Se busca que las infiltraciones no superen un máximo de cinco al año, asegurando que haya al menos dos meses de intervalo entre cada una, con el fin de reducir los posibles efectos secundarios asociados a los corticoides.
Actualmente, en Puertollano, solo se están abordando las tendinopatías del hombro, y la doctora Vidal ha señalado que los resultados han dejado a los pacientes muy satisfechos. Además, ha comentado: “Esperamos que se nos soliciten infiltraciones para otras articulaciones, ya que también son efectivas en el tratamiento de la artrosis y otros procesos inflamatorios tanto articulares como de partes blandas. Por ejemplo, hay pacientes jóvenes que sufren de dolor en la cadera debido a artrosis en etapas iniciales, quienes son demasiado jóvenes para una prótesis; con las infiltraciones, es posible controlar el dolor durante varios años”.
La causa de las calcificaciones aún no se ha establecido con certeza, aunque se sospecha que un componente genético y hormonal podría estar involucrado. Esta patología tiende a ser más común en mujeres de mediana edad y en individuos propensos a formar cálculos renales o calcificaciones en otras áreas del cuerpo. Esto sugiere que otros factores relacionados con el metabolismo del calcio podrían tener un papel importante.
A medida que se desarrollan, estas calcificaciones no suelen causar dolor; sin embargo, el malestar comienza cuando el organismo inicia el proceso de reabsorción, lo que provoca una reacción inflamatoria secundaria en la zona afectada.
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