Del mismo modo, quizá es más fácil combatir la inflación, puesto que suele ser mucho más sencillo acceder a la compra de activos que en la ciudad son casi imposibles de adquirir a no ser que nos hipotequemos, lo que no siempre resulta en una buena idea.
Lo primero es analizar nuestra situación financiera
Antes de establecer un plan de acción, hay que analizar nuestra situación financiera con realismo. Tenemos que ver qué cantidades de dinero hay en las diferentes cuentas, si tenemos que hacer frente a pagos mensuales como préstamos o hipotecas, qué cantidad hay para emergencias, cuánto entra por trabajo, etc.
También hay que hacer un presupuesto mensual, ya que hay gastos que son ineludibles como los de comida, combustibles, suministros, etc., por lo tanto, lo que nos sobre después de estos pagos es lo que vamos a poder invertir.
Se establecen objetivos
Una vez que sabemos el dinero que poseemos, lo que ingresamos y cuánto gastamos, es momento de establecer un objetivo, tal y como nos cuentan los profesionales de OVB, teniendo en cuenta que estamos en un periodo inflacionario. Esto quiere decir que dejar el dinero en el banco a un 1 % no es la mejor idea, pues la inflación se comerá los beneficios y parte de los ahorros que nos cuesta tanto conseguir.
En el mundo rural, uno de los objetivos puede ser adquirir una propiedad rústica como tierras de cultivo, cuyo precio sigue siendo asequible y se puede rentabilizar plantando almendros o pistachos.
Hay que definir bien los plazos
Cuando ya tenemos objetivos y sabemos en qué vamos a invertir nuestro dinero, solo nos queda definir unos plazos, un calendario en donde pondremos el tiempo que vamos a tardar en adquirir estos activos. De este modo, podemos llevar un seguimiento, ver el dinero que estamos ahorrando y, sobre todo, nos sirve para hacer cambios si notamos que no trabajamos de manera adecuada para llegar a cada uno de los plazos que nos hemos puesto.
En el caso de que nos desviemos mucho, siempre podemos acudir a los Consultores financieros, los cuales estudiarán nuestro caso y nos ayudarán a resguardarnos de la inflación, que es el principal enemigo del ahorrador.
En determinados pueblos es interesante adquirir inmuebles
A diferencia de lo que ocurre en las ciudades, en donde comprar un inmueble es misión casi imposible, en los pueblos esta es una opción más asequible para los ahorradores.
Además, una buena opción a tener en cuenta es si hay un colegio grande o un instituto en el pueblo. Comprar una vivienda para alquilar puede ser una buena manera de luchar contra la inflación, un valor refugio al que le sacaremos una rentabilidad anual interesante. Aquí habrá profesores interinos que solo se quedan un año y que necesitan un sitio donde vivir, de forma que siempre buscan casas para alquilar.
La inflación es un problema enorme para los pequeños ahorradores. Por suerte, en el mundo rural es más sencillo luchar contra ella, pero habrá que establecer una buena planificación financiera que nos permita hacernos con algunos activos en los que refugiarnos.