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Ni presunción de inocencia

Por Marino Martínez
jueves 11 de agosto de 2022, 23:50h

España, el país de ‘pinocho’ y ‘el coletas’. El país del gobierno libertador del franquismo, el país de un supuesto gobierno de izquierdas que nos ha quitado muchos de nuestros derechos, marca lo que debemos hacer en nuestra vida privada y social, nos trata también de delincuentes en cualquier aspecto de la vida.

Delincuentes fiscales sin preguntar, delincuentes si no queremos pasar calor, delincuentes casi todos, excepto los que ocupan casas y acaban con la salud y la vida de personas que en toda su vida solo hicieron dos cosas, trabajar y ahorrar para tener una casa o un piso, y ahora ven como los ocupas (ocupas sí, lo de la K queda para los tontos que los defienden) se los quedan. Aquí, en este país de tontos supinos somos delincuentes todos menos los verdaderos delincuentes.

Faltaba que nos quitaran la presunción de inocencia y también la hemos perdido. Hoy tres policías te pueden parar por la calle, sin prueba alguna, de tratan como un delincuente, te humillan ante las personas que ven lo que sucede y al final te dicen que estaban haciendo su trabajo. Solo porque un gilipollas con una cámara de televisión de un centro comercial ha visto pasar a dos personas varias veces por el mismo sitio, ese es el delito. Hablamos de Imaginalia y de la inutilidad de su servicio de seguridad.

Pero, volviendo al tema policial. Esa policía a la que el ministro pone en peligro, a policía y guardia civil, para que los que saltan la valla de Melilla no se hagan daño pero sí puedan agredir a las fuerzas del orden. Esa policía a la que en general los españoles queremos (policía y guardia civil), a estos no les han dicho que hay una cosa llamada presunción de inocencia, que la tenemos los que vivimos y pagamos impuestos aquí, tanto como los que están aquí tras saltar una valla, subir a una patera u ocupar un piso.

Señores policías, con todo mi respeto, las formas también son importante. Lo primero, señores, es la identificación ante las personas a las que piden que levanten los brazos y se pongan de espalda. Después, y más importante, miren ustedes, están en su derecho de actuar en cualquier momento, porque estas leyes de los libertadores del franquismo les permiten hacer lo que quieran, pero tampoco pasaría nada si antes de actuar estudian un poco los casos y a las personas a las que van a cachear y avergonzar ante otras personas.

Sí, señores, en este país el gobierno libertador también nos ha quitado la presunción de inocencia.

¿Qué nos queda? Fácil. Pagar impuestos y mantener en el poder al mentiroso número uno de España. Miente más que habla y todavía le votan. Y lo seguirán haciendo porque muchos viven de sus enchufes. Lo triste es que antes de las elecciones generales habrá locales y regionales, y gente que en sus pueblos, ciudades o comunidades ha trabajado bien será castigado por presentarse bajo las siglas del ‘mentiras’.

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