En cuanto al fútbol, en España podemos decir que fueron los inmigrantes británicos los que trajeron este deporte, en lugares como las minas de Rio Tinto en Huelva, en Jerez, y en Vigo, y fueron los que disputaron por primera vez un partido a futbol alrededor de 1870.
Es el tercer deporte en relación al número de practicantes habituales, por detrás del running y de la natación. En cuanto al fútbol profesional, nada más y nada menos que el 75 % de los españoles ha comprado alguna vez una entrada para ver un partido. El 65 % de la población nacional dice sentirse atraído por este deporte, considerándose a sí mismo un aficionado y con especial predilección hacia un equipo en concreto.
En este sentido, podemos destacar que la mayoría de la afición se reparte entre los equipos del Real Madrid, Fútbol Club Barcelona y en tercer lugar el Atletico Madrid, y en menor medida en equipos como el Valencia Club de Futbol, el Athletic club y el Real Betis.
Como regla general, el fútbol consiste en el manejo de una pelota esférica por parte de dos equipos de once jugadores cada uno, cuya intención principal es introducir este objeto en la portería del otro equipo y evitar lo propio en la suya. En este deporte se deben respetar una serie de reglas fundamentales para el buen desarrollo del evento, la principal de estas reglas es que se juega con los pies y con la cabeza cuando fuera preciso, excepto el guardameta que puede usar las manos.
¿Por qué el fútbol es tan popular?
El fútbol es, como ya hemos comentado, de todos los deportes el más popular, y esto tiene varios motivos. El primero de todos es que es uno de esos deportes que necesita de muy pocos medios para ser practicado, es un juego divertido que enseña valores de equipo, por lo que es ideal para practicarlo desde la infancia, y si algo se practica con ilusión y diversión desde la niñez, quedará para siempre dentro de cada uno de ellos.
Por otra parte, en sus inicios, fue un deporte practicado por las clases sociales más bajas, un deporte de la calle, por lo que rápidamente se extendió, de barrio en barrio y de ciudad en ciudad, como un juego posible de practicar en cualquier lugar, sin medios ni instalaciones, al alcance de todos.
En la actualidad, la repercusión mediática que posee es espectacular, por lo que, aunque no lo hayas practicado de pequeño, en los barrios, colegios e incluso en la empresa, donde también se hacían equipos no hace demasiado tiempo, la televisión, la radio, la prensa escrita y más recientemente internet, te ofrecerán suficiente información como para que sientas interés por, al menos, los grandes encuentros internacionales.
Y es precisamente aquí donde reside el gran atractivo de este deporte en la llamada afición, el pertenecer a un club, a una bandera o en último caso al equipo de tu propio país, te hace pertenecer a algo, recurriendo al viejo instinto natural en el hombre de aceptación tribal. Pertenecer a un equipo y defender sus colores, desear su victoria, es recurrir a los instintos ancestrales que nos han traído hasta la era moderna y seguimos teniendo profundamente interiorizados.
Por último y en la actualidad quizás sea lo más importante, es las cantidades ingentes de dinero que mueve este deporte, y que, por tanto, genera expectación y seguidores en la misma proporción. Valga como ejemplo los 400 millones de espectadores que vieron la final de la Champions League en su última copa, cantidad de público que tiene su equivalente en inversiones millonarias en publicidad.
La liga que más factura es la Premier League de Inglaterra, con 5.300 millones de dólares, seguida de la Bundesliga alemana, la española, la italiana y la francesa, por ese orden. Por equipos, lidera el Real Madrid de la liga española con una facturación anual de 750 millones de dólares, seguido del Mánchester United y del Bayer de Munich.
Con estas cifras es lógico suponer que el seguimiento de estos campeonatos y estos equipos sea tan elevado, pues no habría tales inversiones económicas si el juego no fuera tan popular. Así mismo que tenga estas inversiones aumenta la espectacularidad de los eventos deportivos, un hecho que se retroalimenta y no hace más que aumentar su popularidad y las inversiones.
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