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Un fraude más (III)

Por Miguel Ángel Vicente
miércoles 07 de marzo de 2018, 03:37h

No es de extrañar que ante tamaña monstruosidad (dejar entrever el colapso de las Pensiones Públicas de Jubilación, o sea, el no poder atender su satisfacción a quienes han adquirido el derecho a tenerlas), el Ministro Portavoz del Gobierno, Iñigo Méndez de Vigo, en rueda de prensa acostumbrada tras el Consejo de Ministros del viernes 9 del pasado mes, donde se aprobaron estas aberraciones, siendo, por tanto, él mismo cómplice de este desaguisado monumental, haya tenido que hacer de bombero, más bien sería calificable de bombero-torero, dejando traslucir que el incendiario Gobierno garantiza las pensiones. ¡Ay, si esto fuera cierto! No obstante y como era de esperar, una gran parte de los medios de comunicación, poniendo, una vez más, su simbiosis con quienes ostentan el poder, hayan salido a dar botes de alegría y felicidad, aplaudiendo hasta con las orejas, ante la luminosa idea (suscribir un Plan de Pensiones Privado, para subsistir durante la jubilación) del lumbreras Rajoy, poco menos que preguntándose ¿cómo, coño, no se nos había ocurrido antes?, alimentando esa malsana costumbre de alinearse con el poder para salvar el plato de lentejas viudas que llevarse a la boca, estómagos agradecidos se llaman, aunque denunciado este comportamiento por el artículo publicado en La Tribuna de Albacete, el pasado 10 de Febrero, y firmado por Dolores Carcelén, en el que, entre otras verdades como puños, escribe: “Con más de 11.000 periodistas despedidos y el auge de los mediocres en virtud del mejor postor, el 24 de Enero me dio por acordarme de San Francisco de Sales, nuestro patrón, por aquello de pensar qué habremos hecho los pobres periodistas para merecer semejante panorama: el que no está en la calle, camina amordazado y quien ha buscado otros derroteros maldice el día en el que apostó por la verdad y las letras...Deberíamos liarnos la manta a la cabeza, recuperar la valentía y el amor propio. Aunque no todos le recemos, los periodistas tampoco somos especialmente devotos, sí que podríamos ahondar en la valentía de San Francisco para no abrazarnos con tanta facilidad al poder. Quizá, al llegar tan bajo, es el momento de tomar impulso y subir de nuevo. Otro periodismo es posible. Lo que no sé es cuántas velas le debemos a un Patrón que tanto nos ha abandonado.”.

Y, a decir verdad, que entre quienes no se han dejado amordazar, bien pudiéramos mencionar a Enrique Arias Vega, que el mismo día y en el mismo medio antedichos, manifestaba, tras el título “La agonía del PP”, lo siguiente: “Como algunos enfermos terminales, el Partido Popular está en las últimas y aún no lo sabe...Para empezar, Mariano Rajoy carece de cualquier tipo de empatía, como demuestran repetidamente unas encuestas que le sitúan siempre entre los políticos peor valorados. Y él, a su vez, desconoce a sus conciudadanos al confiar porfiadamente en su apoyo debido a los mejores resultados económicos del país: éstos, ni resultan tan excelentes como él cree, ni se deben exclusivamente a su gestión, sino al contexto de bonanza internacional. Por otra parte, nuestro hombre insiste en ignorar el devastador efecto de la corrupción en su partido...Para acabar, el último presunto éxito de su Gobierno -la liquidación del separatismo catalán- no es tal: los independentistas siguen siendo mayoritarios,...”.

Mas ya sabemos que Rajoy, Mariano, es el paradigma del cuento del “Rey Desnudo”, al que toda una cohorte o legión de adláteres, acólitos, corifeos, paniaguados y mamandurrieros, a diario, en sesión ininterrumpida de 24 horas, le bailan el agua y le hacen la ola, y ante el espejo de la Bruja de Blancanieves le reiteran que es el más bello del país, con su tupé teñido a la enésima potencia, más negro que la antracita, y, sin embargo, la barba, a su aire, más blanca que la de un Papá Noél. Nos reíamos del ex–Presidente de la République Française, Francois Hollande, por tener en El Eliseo un peluquero a tiempo completo para atusarle diariamente y en cualquier lugar los cuatro pelos que poblaban su mollera, a razón de 10.000 euros al mes, mas habría que preguntarse si, mutatis mutandi y por comparación, aunque ésta sea odiosa, nuestro Presidente no tiene instalada en el Palacio de La Moncloa una peluquería completa a su servicio.

No obstante, contemplar unos ejemplos periodísticos, como los transcritos en párrafos anteriores, aún nos levanta la moral y nos da esperanza, en el sentido de que no todo está perdido y que más bien antes que después, esos soplos de aire fresco y libre, sin ataduras ni sumisiones, independientes con todas las de la ley, en ejercicio de la plena y absoluta libertad, nos harán volver y regresar, si no al Paraíso Terrenal, que lo tenemos difícil, a un Estado que pueda volver a llamarse, de Derecho, Democrático y de Bienestar Social, en el que la independencia de los cuatro poderes (Ejecutivo, Legislativo, Judicial y Prensa) goce de salud plena y se respete con absoluta pulcritud y a rajatabla.

No es de extrañar, el hartazgo de nuestros mayores, y aquí también meto a los jóvenes y no tan jóvenes, futuros pensionistas (o, al paso que vamos, futuros pobres de pedir limosna, o los que en tiempos pasados eran denominados “pobres de solemnidad”), haya llegado a ser la gota que rebasa el vaso, y así en una primera movilización, pergeñada por los sindicatos UGT y CCOO, y seguida en 83 ciudades españolas, el Viernes 23 de Febrero, desde Bilbao a Valencia, o sea, de Norte a Sur, y también de Este a Oeste, protestaron los jubilados por la “subida de mierda” (así rezaba la convocatoria de UGT y CCOO) del 0’25% a los pensionistas. Como pone de manifiesto María del Carmen Barrera, Secretaria de Políticas Sociales, Empleo y Seguridad Social de UGT, “Queremos derogar la reforma de las pensiones de 2.013 y volver a ligar la revalorización al IPC. Los últimos cambios provocarán que los jubilados pierdan de media 350 euros de poder adquisitivo al mes”. Lo que se agravará a partir de 2.019, cuando entra en vigor el factor de “sostenibilidad”, que también calculará la prestación para los pensionistas según la esperanza de vida, para que cobre menos al mes pero durante más años. Y es que el panorama es desolador: la pirámide de población cada vez está más invertida con más mayores y menos jóvenes, y los salarios han perdido más poder adquisitivo que las pensiones, debido a su cuantía, lo que afecta y afectará a las cotizaciones a la Seguridad Social que satisface las pensiones. O sea, la pescadilla que se muerde la cola. Y como siempre, esperanzado el Gobierno de España, en que entre idas y venidas, crezca la tasa de mortalidad y se vayan liberando las obligaciones de pagar pensiones.

MIGUEL-ANGEL VICENTE MARTINEZ

7 de marzo de 2.018

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