O sea, una vez más, los encargados de velar y proveer al futuro de los ciudadanos, en cosas tan esenciales, como las pensiones, la educación o la sanidad, se escaquean y quieren, pese al aberrante sistema impositivo que nos persigue durante toda nuestra vida y a nuestros herederos después de muertos, que, además, en un plus, contribuyamos de forma voluntaria (o sea, a la fuerza ahorcan) al mantenimiento de esos sistemas de pensiones, educación y sanidad, porque, y esto ya es de Juzgado de Guardia, no sé si consciente o inconscientemente, a nuestro Presidente se le escapó (como un pedo flojo, o sea, como una ventosidad sin ruido, o séase, como un “follón” según los Diccionarios de Uso del Español de María Moliner y de la Real Academia Española de la Lengua) esa contribución también a la educación y dejando, en puntos suspensivos, la puerta abierta a otros servicios, lo cual ya es de espanto, horror y pánico, algo incurso en la mayor atrocidad, monstruosidad, infamia, ignominia, brutalidad, repugnancia, aversión, repulsión, rechazo y crueldad.
Y todo ello, teniendo en cuenta que más de un tercio de las familias no llegan a fin de mes, otro tercio llega echando el bofe y el tercio restante no precisa de planes ni ostias que se le parezcan de pensiones. Así que ya me dirá el Sr. Presidente del Gobierno de dónde sacamos para tanto como quiere que destaquemos, máxime teniendo en cuenta que los ciudadanos de a pie están excluidos de poder meter la mano en las Cajas Públicas de Caudales, por cuyo motivo quienes sí pueden hacerlo tampoco tienen premura ni necesidad de Planes de Pensiones, los cuales ya lo llevan como un pan bajo el brazo, como suele decirse de los hijos de los pudientes al nacer.
Y, abundando en ello, Francisco Muro de Iscar, en el Diario ”La Tribuna de Albacete”, bajo el título “Que ahorren ellos”, del pasado 12, se interroga, al respecto, con más razón que un santo, en los siguientes términos: “¿Cómo van a ahorrar quienes cobran sueldos inferiores, en ocasiones muy inferiores, a los 1.000 euros? ¿Cómo van a encarar el ahorro los tres millones y medio de parados que hay actualmente en España? ¿Cómo las familias que ven imposible llegar a fin de mes? ¿Cómo ese 25 por ciento de ciudadanos que viven bajo el umbral de la pobreza? ¿Cómo lo van a hacer los jóvenes sin empleo o los mayores de 50 años que han perdido su puesto de trabajo y están en un limbo del que es casi imposible salir? ¿Cómo pretenden que lo hagan los pensionistas a los que ahora se pone en la picota al decir que cobran de media más que los que empiezan a trabajar, aunque sea porque han cotizado durante decenas de años?”.
Por otra parte y en esto no parece entrar nuestro eximio Presidente del Gobierno (que es muy hábil para esconder, como los avestruces -o las avestruces para contentar al feminismo-, la cabeza bajo el ala y hacerse el tonto, a lo que está acostumbrado, sumergiéndose en el nihilismo característico de quien se sacude la responsabilidades de encima, tal como una paloma se sacude las plumas tras darse un baño), no sé si por ignorancia, incapacidad y necedad o si por mala fe y temeridad, o, quizás, por todo ello a la vez, es que en la actualidad la tasa de ahorro de los españoles se acerca a su mínimo histórico, situándose ahora en el 6’1%, de la renta disponible, lejos del máximo del 13’4% en 2.009 y cerca del mínimo histórico del 5’8% en 2.008, y según el Instituto Nacional de Estadística (el INE), un 38%, de los hogares españoles no tiene para imprevistos, y según Bruselas, o sea, según la UE, ese emblema que al Presidente de nuestro Gobierno de España, se le hace agua en la boca y le produce flojera terciaria, las pensiones perderán poco a poco poder adquisitivo (como si no lo estuvieran perdiendo ya), aunque la que se anuncia y avecina es de escándalo sideral y de aurora boreal, ya que según, repito, Bruselas, debido a las reformas de 2.011 y 2.013, llevadas a cabo en nuestro país, la relación con el último salario para calcular la pensión caerá del 80% al 50% en un periodo de 30 años, o sea, prácticamente mañana.
Y, mientras tanto, la Ministra del Ramo, o sea la Ministra de Empleo y Seguridad Social, Fátima Bañez, a lo suyo, que es defender lo indefendible, manifestando que “el Gobierno trabaja para subir las pensiones” (sin poder disimular la mueca grotesca facial que la delata) y que su “responsabilidad es garantizar las pensiones de hoy y de mañana” (faena tiene, si de verdad se aplica al ejercicio efectivamente responsable y al cumplimiento de las obligaciones derivadas de su cargo, mas mucho me temo que esta proclama sea una de esas promesas electorales que se vaticinan para no cumplirlas), tratando de insuflar moral a la tropa, misión de todo punto imposible, al constatar ésta que la revalorización de sus pensiones se mantiene en ese ridículo 0’25%, que huele a tomadura de pelo por parte de todo el Gobierno de España, capitaneado por el inefable Sr. Rajoy Brey, Don Mariano, el cual, como buen Quijote de esta España de charanga y pandereta que lidera, haciéndose el machito y el señorito rico en Bruselas, y tratando de poner, nunca mejor dicho, una pica en Flandes, ha sido el primero que se ha ofrecido a su mentora Frau Merkel, para que España aporte más a la UE, con el fin de tapar el agujero que la salida del Reino Unido (que ha cortado el cordón umbilical con el trampantojo europeo, a Dios Gracias y para bien de los ciudadanos británicos, mediante el Brexit), calculado entre 12.000 y 15.000 millones de euros, que dejarán de ser aportados por los ciudadanos de la pérfida Albion, como país contribuyente neto y que, además, podría suponer una pérdida para España de 37.000 millones de euros de los fondos de cohesión, en un alarde del Sr. Rajoy de esplendidez y de “sobrao”, cuando en este país, aún hoy, a duras penas, pese a todo, llamado España, más que atar los perros con longaniza, nos estamos comiendo los perros, y los gatos, por no seguir mencionando otras especies, que, incluso, bien podrían ser las ratas. A eso se llama tirar con pólvora del Rey, todo ello a fin de quedar como el obediente y más adelantado alumno de Frau Merkel, que no sé yo qué la habrá visto nuestro Presidente a la teutona para perder el norte y la cabeza, cual un enamorado primerizo, y ante la que practica una sumisión de pleitesía y adoración intolerables y vergonzosas, a la manera de un lacayo que espera ver recompensadas aquéllas con un caramelo o un chupa chups, como un colegial a la puerta del colegio o, simplemente, con una palmada en la espalda. Y mientras tanto, a nuestros parados y pensionistas, que les den morcilla.
No sé si todo este tejemaneje y orquestación que el Gobierno de España se trae a colación con el asunto de los pensionistas y su peregrina idea (recordemos las declaraciones de la otrora Presidenta del Congreso de los Diputados -y de las Diputadas-, para no caer en falta de género, la inolvidable adicta al juego de Frozen, Celia Villalobos, que con gran desparpajo y sin ruborizarse, dejó traslucir, con voz alta y clara, que la solución de las pensiones para los jóvenes es que fueran, desde ya, ahorrando UN EURO AL MES, que es tanto como para espetarle que “hay que tenerlos cuadraos y con punta”, si no fuera porque es mujer, o hacerle ver que su propuesta es tanto como pedir peras al olmo) del Plan de Pensiones Privado como complemento o, quizás, como único ingreso, en caso de Jubilación, les trae, como a mí, a la memoria, casos tan execrables de fraude y estafa, como los acaecidos en este país, en el que quien no corre, vuela, no tan lejanos y algunos bastante recientes, tales como los de Gescartera, los “clicks”, los “swath”, Afinsa, Fórum Filatélico, las Preferentes, las Tarjetas Black, y algún otro producto que se nos escapa, o la última, la acción concertada de las grandes entidades bancarias (Santander, BBVA, Caixabank y Sabadell, o sea, la flor y nata de la banca española), destapado por la Comisión Nacional de Mercados y de la Competencia (CNMC) para orquestar en plena crisis una cláusula suelo ficticia para empresarios incautos que cayeron en la ratonera, engañando a cientos de empresarios a lo largo de los diez años de crisis económica, al vincular a la operación de crédito dado como algo extraordinario dadas las circunstancias del momento, un derivado (teóricamente destinado a salvaguardar al desavisado empresario de las posibles oscilaciones al alza de los intereses pactados), derivado ofrecido a precio de mercado, pero conchavado por las cuatro entidades por acuerdo secreto para elevarlo artificialmente. O sea, un lujo, que ha llevado a la CNMC, que considera probado el contubernio, a sancionar a dichas entidades de crédito con 91 millones de euros, sin que se haya publicitado el montante dinerario ingresado por este chanchulleo, “Typical Spanish”, seguramente mucho mayor que el importe de la sanción. Y mientras asistimos a estos cambalaches, nos estamos descerebrando en buscar letra al himno nacional: ¡bonita manera de sentirse orgullosos de ser español!.
MIGUEL-ANGEL VICENTE MARTINEZ
28 de febrero de 2018