Un programa enfocado en un huerto terapéutico ha sido implementado por la Unidad de Trastornos de la Conducta Alimentaria de la Gerencia de Atención Integrada de Albacete, que forma parte del Servicio de Salud de Castilla-La Mancha. Esta iniciativa busca fomentar la conexión con la naturaleza, fundamentándose en investigaciones relacionadas con la psicología ambiental.
El proyecto, denominado "Reverdecer la UTCA", se integra en los procesos de Humanización que se están implementando en el entorno de la unidad. Entre estas iniciativas se encuentran actividades culturales y sociales. Por ejemplo, se realizan actividades de tejido de lana en un local especializado, así como programas deportivos en las instalaciones del Centro de Juventud. Además, se organizan visitas a la nueva biblioteca municipal, ubicada en la antigua comisaría de la calle Simón Abril, y excursiones de senderismo con pacientes y sus familias en los hermosos espacios naturales de la sierra de Albacete.
La UTCA del Servicio de Salud Mental de la GAI de Albacete ha creado un espacio comunitario de huerto urbano gracias a la incorporación del huerto terapéutico. En este entorno, se llevan a cabo diversas actividades relacionadas con la horticultura, como la plantación de semillas, el cuidado de las plantas y la atención a la tierra.
A través de estas actividades, las pacientes tienen la oportunidad de aprender sobre los cultivos en espacios al aire libre, interactuando con otras personas que también participan en el cuidado de sus propios huertos. La participación es especialmente activa entre aquellas pacientes que están ingresadas a tiempo completo y las que asisten al Hospital de Día.
La doctora en Psicología ha señalado que este recurso “incide en el estado físico sobre aspectos como el desarrollo psicomotriz, hábitos saludables o en la coordinación visuo-manual; a estos beneficios, se añade la mejora del ámbito sensorial como son la vista, el olfato, el tacto o fortalecer las conexiones neuronales; finalmente, en el ámbito psicológico, mejora el estado de ánimo, disminuye la ansiedad y el estrés, ayuda al desarrollo de la responsabilidad, la tolerancia a la frustración o el desarrollo interpersonal”.
Además, destacó que los efectos positivos abarcan no solo lo físico, sino también lo sensorial y psicológico. Por lo tanto, es evidente que este enfoque integral favorece un bienestar más completo.
El equipo terapéutico de la UTCA, en colaboración con las pacientes, llevó a cabo una reflexión tras leer el libro “La mente bien ajardinada” de Sue Stuart-Smith. Este análisis se centró en las razones del creciente interés por los jardines y huertos en entornos hospitalarios a nivel mundial. Los profesionales han destacado, entre otros aspectos, que la exposición visual a paisajes naturales ejerce un efecto beneficioso sobre la salud psicológica de los pacientes. Además, estos espacios permiten a los pacientes practicar habilidades cotidianas, lo que facilita su readaptación. Por otro lado, fomentan un ambiente relajante y restaurador tanto para el personal sanitario como para los propios pacientes.
Esta iniciativa fomenta actitudes de cuidado y respeto hacia la naturaleza y los seres vivos. La terapeuta ocupacional, Verónica Escrivá Sáez, ha señalado que “el proceso de desarrollo de las semillas permite conocer el origen de los alimentos, así como ayuda a comprender el valor de los ecológicos frente a la contaminación y generalizarlo para que puedan aplicarlo a su vida diaria”. Además, ha destacado que esto contribuye a una mejor comprensión del proceso terapéutico llevado a cabo en la unidad.
Los expertos opinan que cultivar un huerto y plantar flores y plantas en la UTCA es una actividad que contribuye a la relajación y a la reducción de la ansiedad. Por otro lado, las pacientes han expresado que “al salir al exterior, nos sentimos liberadas y con paz mental; el entorno natural nos aporta tranquilidad y bienestar, es un lugar en el que podemos disfrutar tanto de la compañía del resto de pacientes, como de los profesionales, como de una misma”.
“Los jueves, cuando las pacientes finalizan sus actividades, suelen estar muy motivadas. Por lo general, se desconoce el origen y la procedencia de las especies tanto hortícolas como de jardinería. A través de esta experiencia, aprenden sobre el proceso de crecimiento, la diversidad de productos y los cuidados necesarios, así como que cada fruta y verdura tiene su propia temporada. La observación de los frutos de las plantas que han sembrado les proporciona un estímulo y un reconfortante impulso para continuar con el cuidado del trabajo realizado”, ha afirmado Nani González García, enfermera de la UTCA. Junto a Carolina Calvo Martínez y el equipo TCAES de la unidad, ella se encarga de acompañar a las pacientes en el huerto.
De manera similar, la profesional ha comentado que “el contacto con la tierra y el aprendizaje del riego de cada una de las plantas y los espacios que necesitan según su especie es un reto para las pacientes; se observa el compañerismo en este trabajo en común y las relaciones sociales con otras personas que tienen su huerto urbano, lo que contribuye a que, en este día, los alimentos que deben consumir generen menos dificultad. Además, la merienda en el huerto se convierte en una actividad lúdica”.
Hace más de dos décadas, se estableció la Unidad de Trastornos de la Conducta Alimentaria con el propósito de atender las necesidades asistenciales de las pacientes que sufren este tipo de trastornos. La mayoría de las personas que son admitidas en esta unidad son mujeres adolescentes con edades comprendidas entre los 12 y 20 años, quienes suelen experimentar hospitalizaciones prolongadas.
En las últimas semanas, se ha incorporado un nuevo recurso al dispositivo que fomenta la participación de las pacientes junto al personal. Este recurso permite crear espacios de diálogo y convivencia, lo que facilita la comprensión sobre la temporalidad de los procesos de recuperación mediante la germinación de las plantas.
Además del huerto, también se han introducido plantas en la propia unidad hospitalaria. Este entorno terapéutico no solo potencia la atención sanitaria, sino que también contribuye a la educación proambiental, promoviendo el entendimiento sobre la importancia del cuidado del medio ambiente y la sostenibilidad para el futuro de nuestro planeta.