Sociedad

Reparar o renovar: qué hacer cuando tu smart TV no funciona

Jueves 30 de enero de 2025
En la última década, las smart TV han pasado de ser un lujo a un ‘must’ en prácticamente cualquier hogar.

No solo son pantallas para ver programas de televisión, sino centros integrales de entretenimiento que conectan a los usuarios con plataformas de streaming, videojuegos y hasta dispositivos del hogar inteligente. Pero, como toda tecnología, llega el día en que fallan o simplemente dejan de funcionar. ¿Qué hacer entonces? ¿Reparar o reemplazar? Esta es una decisión que no solo afecta a tu bolsillo, sino también al medio ambiente.

Una tecnología que no se detiene

Comparar las televisiones actuales con las de hace una década es como comparar un teléfono móvil con una computadora de escritorio de los 90. Las pantallas son más delgadas, la resolución ultra HD es la norma y los sistemas operativos integrados convierten a las smart TV en verdaderos ordenadores de entretenimiento. Además, la conectividad WiFi, Bluetooth y las aplicaciones personalizadas han redefinido cómo las familias interactúan con la televisión.

Sin embargo, esta sofisticación trae consigo un mayor riesgo de fallos. Módulos de conectividad que dejan de funcionar, pantallas que muestran colores distorsionados o placas base que fallan ante una subida de tensión son problemas que hace unos años parecían improbables. Estos inconvenientes no solo generan frustración, sino también la gran pregunta: ¿vale la pena reparar o es hora de cambiar?

Decidir con criterio

La decisión de reparar o reemplazar comienza mucho antes de que surja un problema: desde el momento en que eliges la marca y el modelo de tu televisor. No todos los fabricantes facilitan el proceso de reparación, y esta diferencia puede influir considerablemente en el ciclo de vida útil de tu dispositivo. En los últimos años, algunas empresas han impulsado iniciativas que buscan combatir la cultura del descarte y reducir la basura electrónica, ofreciendo piezas de repuesto y guías accesibles para los usuarios. Estas medidas no solo fomentan la sostenibilidad, sino que también empoderan a los consumidores al brindarles opciones para alargar la vida de sus dispositivos.

Elegir entre reparar o reemplazar una smart TV implica sopesar varios factores. El costo de la reparación es, sin duda, un factor crucial. Los especialistas de Superparts consultados, que se dedican diariamente al suministro de este tipo de componentes para la reparación de dispositivos electrónicos, sugieren que si la reparación representa menos del 50% del valor de un modelo nuevo, podría valer la pena. Por ejemplo, sustituir componentes menores o resolver fallos sencillos puede ser rentable, especialmente si se trata de un televisor relativamente nuevo o como una opción para una segunda unidad en el hogar.

Pero no todo se reduce a los números. La edad del dispositivo también juega un papel importante. Las smart TV modernas tienen una vida útil estimada de entre 7 y 10 años. Si el televisor tiene menos de tres años, su tecnología probablemente aún sea vigente, lo que hace que una reparación tenga más sentido. Por el contrario, si supera los ocho años, es posible que la obsolescencia tecnológica haga más atractivo el reemplazo.

Otro aspecto esencial es evaluar el tipo de avería en relación con el coste de reparación. Problemas como la falta de conectividad suelen ser de los más económicos de resolver, mientras que los fallos relacionados con la imagen, como la retroiluminación LED o el panel LCD, tienden a requerir un análisis más detallado. Aunque el reemplazo de LED puede ser una solución moderadamente asequible, reparar o sustituir un panel completo puede alcanzar un coste significativo dependiendo del modelo y las especificaciones del televisor. Por esta razón, obtener un presupuesto detallado del servicio técnico autorizado es clave para decidir si la reparación es viable o si el reemplazo es una opción más lógica y económica.

El impacto ambiental también juega un papel crucial en esta decisión. Cada televisor desechado alimenta la preocupante crisis global de residuos electrónicos. Reparar, cuando es viable, alarga la vida útil del dispositivo y reduce la demanda de recursos necesarios para fabricar nuevos productos. Además, optar por modelos modernos con tecnología energéticamente eficiente puede traducirse en un menor consumo eléctrico a largo plazo, beneficiando tanto al medio ambiente como al bolsillo.

También es importante considerar el marco legal que protege a los consumidores. Desde 2022, en España las garantías de los productos se han ampliado a tres años, lo que asegura que durante este periodo la mayoría de las reparaciones no tengan coste adicional. Además, los fabricantes están obligados a mantener piezas de repuesto durante al menos diez años, ofreciendo así a los consumidores mayores y más accesibles posibilidades de reparar sus dispositivos.