Opinion

Es la hora

Miguel Ángel Vicente | Miércoles 05 de junio de 2024

Casi habría que decir, es la mala hora, a la que no se debería haber llegado nunca, de haber actuado antes con contundencia y con sentido de Estado y de España, a la que tantas veces encomienda vuecencia su alma. Es la hora, el despertador ha sonado, aunque desde largo tiempo atrás ha venido sonando con insistencia, mas su abulia, su indolencia o su cobardía, le conducía su mano hacia el stop del aparato, pensado en hacer mañana lo que debería haber hecho ayer.

Claramente me estoy refiriendo al Jefe del Estado Español y Jefe Supremo, a la vez, de los tres Ejércitos, de Tierra, Mar y Aire, o sea, nuestro ínclito Don Felipe VI, de Borbón y otras hierbas, que ante los acontecimientos gravísimos que desde que adviniera al Poder, empujado por su propia Majestad, el Pseudo-Doctor-Sánchez, se han ido corroyendo los cimientos básicos y fundamentales de la España, Grande y Libre que heredó de su antecesor, Don Juan Carlos I, que igualmente la recibió de su precursor, el Generalísimo de los Ejércitos, Don Francisco Franco Bahamonde, que, además, libró a España de caer en las garras del comunismo, interpretado entonces por Stalin, de lo contrario, hubiéramos caído del lado de los países del Telón de Acero, que fueron destrozados por la barbarie del sistema marxista-leninista-estalinista-comunista, y ante esos gravísimos acontecimientos recientes usía ha venido llamándose andana, haciéndose el loco y mirando para otro lado, convirtiéndose en el felón en su más alta categoría y voltaje, abandonando a España y a los Españoles, dejándoles inertes, desarmados y cautivos ante las tropelías, una tras otras, que el Retroprogresista Criminal Gobierno de España, ha venido cometiendo, sin solución de continuidad, saltándose la Carta Magna (¿le suena a usía o la desconoce?) y tras ella y con ella, todo el Ordenamiento Jurídico Español, incluido el propio Derecho Penal, haciendo de su capa un sayo y ciscándose, encima, en las atrocidades cometidas y con una cara mayor que la de un buey con paperas, echarle la culpa a la oposición, en la que el PP parece estar feliz y resignado.

Dicen los voceros mayores del reino que Vd. no puede hacer nada ante estas gravísimas y delictivas acciones, ante este gravísimo clima que desde el Poder se ha creado de enfrentamiento entre, de nuevo, las dos Españas, a que se refería nuestro inmortal poeta Antonio Machado, un mantra que repiten como papagayos todos esos voceros al servicio del Poder Corrupto que nos gobierna, y repiten como borregos desde esa masa cretinizada o idiotizada que a base de sopicaldo penevulvar y derechos de bragueta, se ha ido conformando, mentes incluidas en las nueve cabezas que embisten, frente a la una que piensa, remedando, de nuevo, a nuestro poeta Antonio Machado.

Y yo, basándome en la propia Constitución, en el sentido común, en la sensatez y en la decencia, voy a rebatirle ese mantra: “El Rey, no puede hacer nada”. De principio, si eso fuera así, yo me pregunto entonces, ¿para qué queremos Rey? ¿Para qué queremos mantener una institución que no sirve, en última instancia, para salvar a España y a los Españoles, de la desidia, de la estulticia, del mangoneo, del atraco a las instituciones, y, por consiguiente, de la ruina, la pobreza y la miseria?¡Fuera el Rey y la Familia Real! De manera que si sostenemos ese principio caricaturesco y burlesco de que “El Rey no puede hacer nada” repito ¡Fuera el Rey! Y que se gane las habichuelas trabajando de verdad y doblando el espinazo con el sudor de su frente, como cualquier españolito de a pie y si es preciso, que también lo haga su señora, la Reina Doña Letizia.

Porque, de lo contrario, si seguimos manteniendo ese mantra o principio canallesco, nos sobra, nos estorba la monarquía. Pues no puede quedar ésta limitada a los discursos que le escriben a su Majestad, con buenas palabras y frases grandilocuentes, ya de tanto repetirlas, obscenas e inanes e inservibles para consolar a tanto desgraciado sometido al yugo de un Gobierno, que no piensa nada más que en sí mismo, en mantener la poltrona y desde el cual poder cometer todo tipo de tropelías, fechorías y atrocidades, delictivas casi todas, tales como la apropiación de fondos públicos, dar cobertura a las acciones de los allegados incluso a la propia cónyuge, asaltar instituciones, hacer trapicheos, beneficiar a los acólitos, adláteres, corifeos, paniaguados y mamandurrieros, y campar por sus respetos sobre la piel de toro, creyéndose impunes “porque yo lo digo y mando”.

Reseñemos los preceptos, nada más y nada menos, que constitucionales por haber sido sancionados e inmersos en la propia Constitución Española de 1.978:

Artículo 1.
1.- España se constituye en un Estado social y democrático de Derecho, que propugna como valores superiores de su ordenamiento jurídico la libertad, la justicia, la igualdad y el pluralismo político.
. . . . . . .
2.- La forma política del estado español es la Monarquía parlamentaria.”
- Artículo 2:
“La Constitución se fundamenta en la indisoluble unidad de la Nación española. . .”.
- Artículo 8:
1 .- Las Fuerzas Armadas constituidas por el Ejército de Tierra, la Armada y el Ejército del Aire, tienen como misión garantizar la soberanía e independencia de España, defender su integridad territorial y el ordenamiento constitucional.”.
- Artículo 56:
1.- El Rey es el Jefe del Estado, símbolo de su unidad y permanencia, arbitra y modera el funcionamiento regular de la instituciones, asume la más alta representación del Estado español en las relaciones internacionales . . .”
- Artículo 62:
Corresponde al Rey:
a) Sancionar y promulgar las leyes.
. . . . . .
d) Proponer al candidato a Presidente del Gobierno y, en su caso nombrarlo, así como poner fin a sus funciones en los términos previstos en la Constitución.
. . . .
h) “El mando supremo de las Fuerzas Armadas”.

Para empezar, ya cometió su primer error al proponer al Sr. Pedro Sánchez Castejón como candidato a Presidente del Gobierno, cuando había perdido las elecciones del 23 de julio de 2.023, por no acreditar cuando le recibió en Zarzuela tener los apoyos necesarios para formar Gobierno, y, a mayor inri, por no haber pasado por dicho Palacio a consultas los futuros socios de Sánchez, BNG, ERC, Sumar, Junts, Bildu y Podemos, un desprecio totalmente inadmisible en cualquier democracia del mundo, de lo que se colige que Vd. obró a ojo de buen cubero, sin saber, aunque sí pudo intuirlo, que se avecinaba una coalición de apoyo para formar un Gobierno, llamado Frankenstein, con enemigos de la patria, dentro y fuera del presumible Consejo de Ministros. Incluso con los herederos de la ETA y, por tanto, con las manos manchadas de sangre, cuando hay casi cuatrocientos asesinatos de la banda pendientes de resolver. Ahí, ahí, estuvo su primer fallo, basado en la indigencia, la indolencia y el absentismo que caracteriza sus actuaciones en pro del bienestar de la Nación Española y de los Españoles, o sea, ese pasotismo y calzonacismo que le caracteriza y que le acobarda para reinar como un Rey de verdad y no como un titiritero a las órdenes de cualquier cipayo arribado al Poder. Ahí partió el principio de la aberrante travesía a que condenó a España y a los Españoles. Más le valiera haber obligado a repetir elecciones.

Una vez cometida la felonía de poner a cuidar del gallinero a la zorra, se han sucedido innumerables episodios de contravención de la legislación, constitucional y ordinaria, por parte de este Retroprogresista Criminal Gobierno de España, cometiendo actos delictivos rayanos en crímenes de lesa majestad y contra la humanidad, sin que el pulso de su Majestad pareciera haberse alterado, antes al contrario, parecía mostrarse encantado, olvidando sus deberes fundamentales, como Rey de la Nación, y matando el tiempo (matando moscas con el rabo) en actos de segundón, de marioneta, de bufón, incluso en algún caso, agraviado en más de una ocasión por el propio Pseudo-Doctor-Sánchez, y usía más contento que unas pascuas, tragando saliva, tragando carros y carretas, tragando piedras de molino, pues su quehacer diario se ha limitado a faenas de aliño, la que hace un torero cuando le sale un mal toro, a fin de cumplir y salirse por la tangente. Aparte de esos discursos tediosos, sobre el bien y el mal, sobre cómo debemos querernos los españoles y otras milongas de viejas cotorras (más propios, por su propia naturaleza, del Papa Francisco), ahora está echando toda la carne en el asador para que nos creamos a pies juntillas y como acto de fe sacrosanta, que su hija, la Princesa de Asturias, Doña Leonor, es un pozo de sabiduría, de saber estar, de simpatía, de belleza. Que pudiera estar adornada de estos dones, no lo pongo en duda, si no fuera porque la delata la cara de “boba”, propia de los “bobones” y, todo ello sin saber si esta muchacha va a llegar a reinar, porque de seguir por el sendero que nos quieren obligar las fuerzas del mal a caminar, me parece que pronto van a tener que hacer las maletas y salir hacia el exilio, como le ocurriera a su abuelo, Don Juan, y a su bisabuelo, Alfonso XIII.

Es por ello y ante este panorama dramático que se abate sobre la Nación Española y los Españoles, por lo que le insto a que, de una vez por todas, deje sus ínfulas de timorato, de blandengue, de pusilánime, cobardón, débil, y calzonazos, y haga valer lo que tiene entre las piernas, aunque sea una sola vez, y teniendo en cuenta que ostenta la Jefatura del Estado, así como es el Jefe Supremo de los tres ejércitos, Tierra, Armada y Aire, a los que la Constitución Española, les encomienda como misión garantizar la soberanía e independencia de España y, por ende, su integridad territorial, teniendo en cuenta que la propia Constitución le erige como símbolo de la unidad del Estado y le comisiona para arbitrar y moderar el funcionamiento regular de las instituciones, debe dar el paso, ya, sin esperar a las vísperas y a los Santos: reúna a los Capitanes Generales de los tres Ejércitos, disuelva el Gobierno, y poniendo a buen recaudo a todos los Ministros y Exministros del “fango”, usando su propia letrina, asesórese bien sobre poner al frente de un Gobierno de nueva planta a un personaje, si fuera alemán o de allende nuestras fronteras mejor, que dirija la Gobernación de España durante dos años y que, una vez transcurridos éstos, se convoquen nuevas elecciones. Y no me estoy inventando nada, ya que lo propuesto ha pasado y con notable éxito, en nuestra nación amiga Italia, en la que el Presidente de la República, un tal Sergio Mattarella, cargo homólogo al suyo de Rey, nombró a Mario Draghi, exdirector del BCE, Presidente del Gobierno italiano, sin pasar por las urnas, siendo aceptado por todo el elenco gubernamental y parlamentario, sacando a Italia de la ruina a la que estaba abocada, y acto seguido convocar nuevas elecciones, de las que salió una nueva Presidenta del Gobierno italiano, Georgia Meloni.

Ahora, y vista la aprobación parlamentaria por el Congreso de los Diputados, de la Ley de Amnistía, urge actuar de un modo contundente, categórico y rotundo, si es que está en su mente que su misión, en caso extremo y de máxima gravedad, está la de salvar a España y a los Españoles de la hecatombe. De lo contrario pasará a la historia como el Rey que permitió la debacle española, amén de convertirse en cómplice necesario de la barbarie que se avecina, y no le bastará alegar su triple jura de bandera española, porque esos juramentos serán falsos y se convertirán en un perjurio de lesa majestad contra España y los Españoles.

Recuerde su alocución al Pueblo Español a los dos días de la insurrección del 1 de octubre de 2.017, en la que, con un par, puso a los independentistas catalanes en su sitio, pareciendo que se ha tragado o le han hecho tragar aquellas duras palabras contra los mismos. Recuerde que su padre, el Rey Emérito, Don Juan Carlos I, salió a la palestra el 23 F, parando en seco el intento de Golpe de Estado contra la Nación. ¡Vé, como sí puede hacer algo! Y usando el lema del Podemos de Pablo Iglesias: ¡Sí se puede!

Dé ese paso adelante. Que no le tiemblen las piernas. Gánese por una vez el pan que come. De lo contario, si sigue inmerso en esa blandenguería, en ese calzonacismo, voy a tener que creer, algo que llevo calibrando de un tiempo a esta parte, que Vd., que su Graciosa Majestad, no es el padre ni de la Princesa Leonor, ni de la Infanta Sofía. El movimiento se demuestra andando. No le van a faltar españoles que le apoyen y evocaremos los versos de Miguel Hernández que los definen:

“Los bueyes doblan la frente,

impotentemente mansa,

delante de los castigos:

los leones la levantan

y al mismo tiempo castigan

con su clamorosa zarpa.

No soy de un pueblo de bueyes,

que soy de un pueblo que embargan

yacimientos de leones,

desfiladeros de águilas

y cordilleras de toros

con el orgullo en el asta.

Nunca medraron los bueyes

en los páramos de España.

¿Quién habló de echar un yugo

sobre el cuello de esta raza?

¿Quién ha puesto al huracán

jamás ni yugos ni trabas,

ni quien al rayo detuvo

prisionero en una jaula?

. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

Los bueyes mueren vestidos

de humildad y olor de cuadra:

las águilas, los leones

y lo toros de arrogancia,

y detrás de ellas, el cielo

ni se enturbia ni se acaba.

La agonía de los bueyes

tiene pequeña la cara,

la del animal varón

toda la creación agranda.

Si me muero, que me muera

con la cabeza muy alta.

Muerto y veinte veces muerto,

la boca contra la grama,

tendré apretados los dientes

y decidida la barba.

Cantando espero a la muerte,

que hay ruiseñores que cantan

encima de los fusiles

y en medio de las batallas.”

¡Ahora o nunca!: en sus manos está no sancionar la ley de la amnistía, pararle los pies al actual Retroprogresista Criminal Gobierno de España y pasar a la acción. No haga caso a los cantos de sirena y a los que extienden el botafumeiro a su paso, bacterias de la maldad y la injusticia. Pasaría a la Historia como un auténtico Rey que demostró su valor y su amor en pro de España y de los Españoles.

Albacete 5 de junio de 2.024