Actualmente los perfumes, colonias y aceites esenciales se suelen hacer en un laboratorio de forma artificial, pero es cierto que algunas marcas específicas cuentan con un fabricante de perfumes que lo realiza a través de flores y plantas.
El hecho de tener una molécula en el laboratorio que huela a lo que queremos transmitir a través del perfume, hace que sea un proceso más rápido.
Es en un laboratorio de perfumes donde se hacen todos los perfumes del mercado, para después venderlos a terceros que los distribuyen para que estén a nuestro alcance día a día. Si se realiza de manera natural existen algunas desventajas, como por ejemplo el momento de recolección de la planta. En el caso del jazmín, solamente se puede recolectar al amanecer, para que el olor no se vaya. De hecho, solamente podríamos contar con las plantas cuando están en pleno esplendor, si una no sale, no dispondríamos de ella y por tanto de ese perfume.
Después de coger las flores o con la utilización de la molécula de olor (si el proceso no se realiza de manera natural), deberíamos macerarlas con disolvente para que las esencias de la planta se diluyan en él. A continuación, cuando el disolvente se evapora, tendríamos la pasta que metemos en alcohol y destilamos para conseguir un líquido espeso que es la esencia pura de la planta con la que hemos empezado el proceso.
Para finalizar la fabricación del aroma, un perfumista combina y armoniza los olores para el resultado final, que lo encontraríamos en las tiendas inmersas en un frasco.
La realización de un perfume es algo en lo que pocas veces pensamos, pero un laboratorio que reúna ciertas condiciones aptas para conseguir un perfume con diferentes aromas es esencial en el proceso. El hecho de respetar al medioambiente, tener la mejor tecnología y la venta a diferentes consumidores o a terceros también es un papel importante en este campo.