Pocos saben que, hasta hace bien poco, el acceso a cualquier producto de perfumería era un lujo únicamente al alcance de las clases privilegiadas, y que la generalización en el uso de estos productos es relativamente reciente.
Hemos querido averiguar qué factores han posibilitado esta democratización del perfume, para lo que hemos contado con la ayuda de los responsables de Apuntos.com, una firma especializada en cosméticos y artículos de perfumería online.
Los primeros indicios de preparados utilizados para dotar al cuerpo humano de un aroma agradable se sitúan en torno al año 3500 a. C. En Mesopotamia, Egipto, China y la India se utilizaban mezclas de plantas y flores aromáticas para fabricar ungüentos de olor agradable, algunos de ellos con propósitos medicinales. Como curiosidad, señalar que en el antiguo Egipto, estos incipientes perfumes se utilizaban incluso para embalsamar los cuerpos de las personas insignes.
Con el paso de los siglos, las nuevas técnicas permiten que los usos de estas mezclas aromáticas se amplíen, y por ejemplo, en la antigua Grecia ya se utilizaban esencias de perfumería complejas, cuya formulación permitía su aplicación sobre las vestimentas o para preparar baños perfumados.
El imperio Romano generaliza el uso de esencias y aceites perfumados entre las clases pudientes, aunque en la Península Ibérica esta tendencia se frena con la llegada de los visigodos. A pesar de esto, la perfumería cobra un nuevo y definitivo impulso durante la etapa de la dominación árabe, con un inmenso abanico de esencias y mezclas perfumadas, provenientes de tierras musulmanas
No será hasta siglo XIV cuando aparezca la llamada “Agua de Hungría”, elixir creado por un alquimista para la reina Isabel, y compuesto por flores de romero, pétalos de rosa y aguardiente. Al tratarse de una solución perfumada con una base de alcohol, este elixir es considerado por muchos perfumistas como el primer perfume de la historia.
El gran salto se produce en el año 1709, cuando el perfumista francés Jean-Marie Farina crea la denominada Eau de Cologne, una solución hidroalcohólica perfumada, ligera y fresca. Este es el primer perfume moderno de la historia, y los perfumes actuales no son más que variaciones sofisticadas de la Eau de Cologne.
Desde entonces y hasta el año 1950, las fragancias y formulaciones se multiplican en proporción geométrica, aunque su uso continúa siendo exclusivo de las clases sociales dominantes. Es tras la Segunda Guerra Mundial, cuando los fabricantes de perfumes deciden dar un giro a su estrategia, promoviendo la utilización de perfumes entre todos los sectores sociales. Comienza la producción a gran escala, la publicidad con estrellas de cine, radio y televisión, y se abaratan los costes de fabricación, permitiendo el acceso de cualquier persona a estos productos
Los psicólogos apuntan que el uso del perfume provoca los siguientes efectos positivos:
Y con la ventaja adicional de que hoy cualquiera puede acceder a un excelente perfume, por una cantidad de dinero razonable. La oferta es enorme en las perfumerías de gran tamaño, con miles de fragancias al alcance de la mano. Sin olvidarnos de las perfumerías online, cuyo gran atractivo son descuentos.