La cuenca del Júcar se caracteriza por una marcada reducción en los caudales naturales a lo largo de los últimos 30 años.
Investigadores de la Universidad Politécnica de Valencia han desarrollado una nueva metodología que permite conocer el impacto del cambio climático en las cuencas hídricas y ayuda tanto a mejorar su gestión como a afrontar los periodos de escasez de agua e incluso de sequía.
Los miembros del Grupo de Ingeniería de Recursos Hídricos del Instituto de Ingeniería del Agua y Medio Ambiente de la UPV trabajan dentro del proyecto europeo SWICCA, que busca potenciar la colaboración entre proveedores de datos con investigadores y expertos en clima y éstos, a su vez, con los usuarios y gestores del agua de toda Europa, según los datos a los que ha tenido acceso EFE.
Este nuevo método se basa en el uso de información procedente de diferentes agencias climáticas europeas y los investigadores lo han aplicado ya en la cuenca del Júcar, en un estudio cuyas conclusiones han sido publicadas en la revista "Science of the total environment".
"Nuestro principal punto de interés era conocer la previsibilidad de la sequía y escasez de agua en la cuenca del río Júcar y así proporcionar una representación general del estado del sistema en diferentes escenarios de cambio global", explica la investigadora del IIAMA Sara Suárez.
De esa forma se podrían articular "medidas de adaptación en función de la previsión de los diferentes modelos" y, a través de una nueva metodología, que combina modelos hidrológicos, estocásticos y de gestión, se ha evaluado el impacto del cambio climático sobre la cuenca del Júcar.
"En este modelo hemos insertado los datos europeos que nos han proporcionado las agencias de servicios climáticos y los obtenidos por nosotros a escala de cuenca. Hemos realizado una previa corrección de los datos proporcionados mediante la comparación de los datos proporcionados para fechas históricas con los datos medidos", relata Suárez.
Esta corrección deducida de los datos históricos se ha aplicado a las predicciones de los Modelos Climáticos Regionales (RCM, en sus siglas en inglés) para el horizonte de 2039, que han sido tratadas mediante un modelo de análisis de la gestión de la cuenca y métodos estadísticos para obtener una estimación del riesgo del sistema en ese horizonte.
Tras aplicar el nuevo método, los resultados obtenidos en los diferentes modelos determinan pronósticos muy variados respecto al impacto del cambio climático en la cuenca del Júcar.
Según los investigadores, es sabido que en el Júcar se comenzaron a manifestar problemas de disminución de recursos a partir de los años 80 que podrían relacionarse con el cambio climático.
Sin embargo, la mayoría de las previsiones futuras muestra escenarios más optimistas que lo que plantean otros estudios basados en esta disminución de recursos.
Esta diferencia puede deberse a que la información contenida en los RCM no reflejan esa disminución de recursos en el Júcar, que se nombra en algunos ámbitos técnicos como "Efecto 80".
"La cuenca del Júcar se caracteriza por una marcada reducción en los caudales naturales a lo largo de los últimos 30 años, mostrando claramente la existencia de dos períodos (antes y después de los años 80), en el que se comprueba una significativa diferencia entre sus caudales promediados", añade Suárez.
Estos cambios en el clima no se reflejan en los RCM para la cuenca del Júcar, "por lo que pensamos que podría ser la razón de los resultados optimistas", explica la investigadora de la UPV.
Por este motivo, propone incidir en el análisis de este cambio antes y después de los años 80, "con el fin de mejorar el ajuste de los RCM con los datos más realistas y obtener resultados confiables para la toma de decisiones".
Los modelos climáticos predicen que el área mediterránea será más seca y con precipitaciones más variables a causa del cambio climático, y por lo tanto más vulnerable a los incendios forestales y las sequías.
Además, según la UPV, diferentes investigaciones indican que existe una elevada probabilidad de que cuencas mediterráneas, como muchas otras regiones semiáridas, sufrirán una disminución importante en la disponibilidad de los recursos hídricos atribuible al cambio climático.