El diestro Ginés Marín ha cortado hoy la única oreja del penúltimo festejo de la feria de la Virgen de los Llanos de Albacete, una tarde condicionada por el manso comportamiento
de los toros de Alcurrucén, y en el que Juan del Álamo resultó cogido de forma aparatosa por su primer toro.
La tarde, penúltima de la feria de Albacete, comenzó con sobresalto, el protagonizado por Juan del Álamo, cogido aparatosamente en las postrimerías de la faena de muleta a su primero, un toro encastado y exigente de Alcurrucén al cual se impuso el salmantino a base de entrega y toreo de altura por los dos pitones.
Pero ya en los últimos compases el animal lo volteó, dejando al torero sin conocimiento sobre el albero. Rápidamente fue llevado a la enfermería mientras que Álvaro Lorenzo se quitaba de en medio al astado de media estocada. Ovación que recogió la cuadrilla del de Ciudad Rodrigo.
Pero salió de la cama Del Álamo para enfrentarse al cuarto, un toro manejable de Alcurrucén, con el que se mostró muy enfibrado en una labor de buen argumento artístico y muy comunicativa con los tendidos. Perdió premio por culpa de su mala espada. Después de recoger la ovación de la gente fue trasladado a la clínica Santa Cristina donde será sometido a varias pruebas.
Álvaro Lorenzo apechó en primer lugar con un toro que se hizo amigo muy pronto de las tablas. El toledano, todo pundonor, se metió con él en sus terrenos y allí se trabajó una faena que hubiera sido de premio de no fallar con los aceros.
El quinto fue otro manso con el que Lorenzo volvió a dar la cara en una faena a más, aunque de poco calado entre la gente, que tras la estocada no le pidieron la oreja. La vuelta al ruedo que dio tuvo sabor a triunfo.
Ginés Marín cortó una oreja de su bonancible primero, con el que mostró el elegante y templado concepto que atesora a lo largo de una faena de notable nivel artístico. Manejó con acierto la tizona, y para él fue el primer y, a la postre, único trofeo de la función.
El sexto fue un morucho que se negó a embestir. Marín lo intentó pero no pudo sacar nada en claro de semejante mulo.
Ficha
Seis toros de Alcurrucén, bien presentados, mansurrones y de juego desigual. Destacó el encastado primero y el manejable tercero.
Juan del Álamo, de azul prusia y oro: cogido en su primero, al que dio muerte Álvaro Lorenzo de media estocada (ovación); y salió a dar cuenta del cuarto, al que mató de tres pinchazos, estocada desprendida y cuatro descabellos (ovación tras aviso).
Álvaro Lorenzo, de azul celeste y oro: pinchazo y media (ovación); y estocada (vuelta tras aviso).
Ginés Marín, de azul turquesa y azabache: estocada (oreja); y pinchazo, otro hondo y descabello (silencio).
"Policontusiones y herida inciso contusa de unos dos centímetros en el mentón que se le sutura. Se le aconseja estudio radiológico en hombro, cráneo y tórax en Clínica Santa Cristina al finalizar la corrida. Pronóstico reservado. Firmado, el doctor Pascual González Masegosa".
La plaza registró casi tres cuartos de entrada en tarde agradable.
La mirada de Emilio Sánchez
La penúltima de abono tuvo sus más y sus menos, todo por el ganado a lidiar los de Alcurrucén que fueron de juego dispar, bien presentados, que no dieron la talla de lo esperado, tal vez el aficionado deseaba otro juego de menos mansedumbre, rompiendo a manejable quinto, primero y segundo.
Juan del Álamo, en su primero realizo series cortas sin llegar a cruzarse lo que el toro pedía. Cuando consiguió coger el sitio saco series que llegaron al tendido, perdiendo la cara de "deseadito" para sufrir una fea cogida estando a merced del toro varios segundos, presagiándose lo peor. Trasladado a la enfermería salió a lidiar su segundo, cuarto de la tarde. Este lo pasaporta Alvaro Lorenzo y se aplaude con fuerza a la cuadrilla del salmantino. En su segundo fue una faena de menos a más, valiente con desparpajo que el público no se lo reconoce después de salir de la enfermería, notándosele la falta de facultades. Tras liquidar a "cara bella" volvió a la enfermería.
Alvaro Lorenzo, el toledano le plantó cara a su primero, que de salida buscaba la salida babeando las tablas. Derriba al montado con más genio que bravura para poner en peligro a los reileteros. Se abriga bajo el tendido del 7 y allí Alvaro le planta cara logrando sacar tandas con la mano derecha y algún natural. No estuvo acertado con la tizona y se le ovaciono con fuerza. En sus segundo que brinda al público, creyendo tal vez que podía romper a bueno fue un toro que se vino abajo tras plantarle cara su lidiador. También quiso romperle demasiado por b ajo para no desgastar pero todo sin consecuencia.
Fea estocada y el torero tal vez por la petición de trofeo que algunos pidieron dio una consoladora vuelta al ruedo.
Y Ginés Marín en su segunda comparecencia en esta feria, corto la única oreja de la tarde a su primero, haciéndole las cosas fácil, con muchos trincherazos y remates de desprecio, mete un poco en faena a "impetuoso" toro alto de cruz, y el torero se conforma. El que cierra plaza no fue el anunciado en tablilla,, después de 20 minutos de espera, se reemplaza por el primer sobre de nombre "valenciano". En este toro se vio algo de toreo con el capote, tras salir de la pica que realiza el padre del torero, Guillermo Marín, se queda corto en la muleta, reservón sacando muchas complicaciones. Marín lo intento pero sin resultado positivo, al no dar juego alguno. La ovación fue la compensación a su labor.
Una tarde más hemos contando las banderillas que no se quedan en el lomo del toro, hoy han sido diez las que se recogieron del albero, culpa de quien. A un profesional se puede caer un a o dos en toda la tarde, pero no el elevado número de palos. Y otra la música, quien la dirige, están para tocar cuando el público la pide o solo lo hacen cuando se arrastra al toro al desolladero. ¿No hay faenas dignas de que la música suene, para levantar la moral del torero y la alegría del respetable?. Tome nota a quien corresponda y hable con su director. A lo mejor llegan cansados a la plaza con su pasacalles desde el Altozano.