Ni ajuste de cuentas, ni relación con el narcotráfico, ni bandas criminales organizadas; la familia hallada descuartizada en un chalé de Pioz
(Guadalajara) el pasado 18 de septiembre era "normal, trabajadora y humilde que vivía con los recursos que tenía".
Así la describe el equipo de investigación de este crimen, cuyos miembros han determinado ya que el responsable, que asesinó de uno en uno, descuartizó y metió en bolsas de plástico al matrimonio y a sus dos hijos, es un sobrino del padre de familia, que actuó quizás movido por su obsesión por la madre.
La policía le busca en Brasil, donde hace unos días se le tomó declaración pero no se le detuvo pese a la orden internacional de búsqueda cursada por España.
Este crimen conmocionó por sus características al municipio de Pioz, en el que la familia residía desde hacía apenas un mes y a toda la sociedad española.
Los agentes encargados de la investigación, entre ellos miembros de la UCO y expertos en análisis conductual, pensaron inicialmente en una posible relación con bandas delictivas por el modus operandi de los asesinatos, pero después determinaron de forma segura y por "múltiples indicios razonables y pruebas indubitadas" que el asesino era un miembro de su propia familia.
Los vecinos de Pioz decían horas después de producirse el hallazgo que eran gente discreta y pocos habían visto al padre, Marcos Campos Noguiera, caminar hasta el pueblo para comprar.
Tampoco de la madre hay muchas referencias, más allá de que se trataba de una joven, Janaina Santos Américo, a quien su vecina veía jugar con sus hijos en el patio del chalé.
Sin embargo, los agentes apenas encontraron enseres ni ropa en la vivienda, lo que les hizo sospechar que pudiesen estar huyendo o no tuviesen previsto pasar mucho tiempo en esa residencia.
Esa hipótesis inicial la cuestionan hoy y apuntan más a que el asesino se deshizo de muchos de los enseres, por lo que continúan rastreando diversas zonas para encontrar más pruebas, según han explicado hoy el teniente coronel de la Comandancia de Guadalajara Pascual Segura y el comandante Juan Jesús Reina, de la UCO.
El presunto asesino, Patrick Nogueira Gouveira, sobrino del padre de la familia, llegó a España a principios de año y se marchó a vivir con su tío, que llevaba varios años residiendo en el país (en la localidad madrileña de Torrejón de Ardoz) y trabajaba en el sector de la hostelería.
De hecho, Campos Noguiera había trabajado como cocinero y el día 17 de agosto fue el último en que acudió a trabajar, pero al sobrino no se le conoce ninguna actividad.
Según los investigadores, la convivencia de Patrick con la familia de su tío no era buena lo que pudo llevarles, según declaraciones de otros familiares en Brasil, a mudarse de casa.
En este sentido, los agentes no descartan un móvil "pasional" por una obsesión con Janaina, pero también valoran más causas, como tampoco descartan que asesinara primero a la mujer y a los dos niños -de 1 y 4 años- y esperara después a su tío, que solía llegar tarde a casa del trabajo.
Lo que han constatado es que François Patrick no alertó en ningún momento del asesinato de sus familiares y se marchó precipitadamente el día 20 de septiembre, 48 horas después de que aparecieran los cuerpos, para lo que cambió un billete de avión que tenía comprado para el día 16 de noviembre.
Ante las múltiples evidencias e indicios, el pasado 22 de septiembre se emitió una orden internacional de detención que ayer fue ampliada.