según el Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente (MAGRAMA), que explica que en el documento, se aboga por el mantenimiento del regadío en este territorio por el "alto valor social, económico y medioambiental" que representa.
El departamento señala que, de los integrantes de este órgano de decisión reunidos este lunes en Murcia, 71 han respaldado con su voto el Esquema, mientras que 2 lo han rechazado y 1 ha decidido abstenerse.
El documento, que incluye las contribuciones ciudadanas recogidas durante seis meses de información pública, constituye la base sobre la cual será elaborado el nuevo plan de la cuenca del Segura que, según la previsión del MAGRAMA, debería estar redactado antes del 31 de diciembre de 2014 y aprobado por el COnsejo de Ministros un año después, en la misma fecha.
Un tercio de lluvias habituales
Según el departamento, la cuenca en cuestión representa un ámbito "excepcional" en materia de planificación hidrológica de la Unión Europea debido a su índice de pluviosidad, que con una media de 365 litros por metro cuadrado, es el menor a nivel comunitario.
En este sentido, el Ministerio añade que se trata una circunstancia que se ha recrudecido en este año hidrológico, que concluye este martes 30 de septiembre. Durante éste y pese a las precipitaciones registradas durante los últimos días, las lluvias apenas han dejado en la zona "una tercera parte" de los valores normales.
Por ello, el ETI, que pide "compatibilizar" el desarrollo del sector agrícola con la conservación de los "valores naturales" de la cuenca del Segura, ha presentado 43 problemas a solucionar por el futuro Plan de Cuenca que han sido clasificados en siete categorías.
Por un lado, el documento incide en el desafío de mantener el valor "económico, social y ambiental" relativo a las superficies regables, así como la "falta de garantía" que existe a la hora de asegurar los recursos hídricos y la sobreexplotación de acuíferos.
También se hace una referencia a la necesidad de asegurar la calidad de las aguas subterráneas y superficiales, la vigilancia de los caudales ambientales y del coste del agua obtenida a partir de la desalinización, así como la defensa contra avenidas y la falta de regulación existente.