Hay que ver la facilidad de que se inviste nuestro actual Presidente, en funciones, del Gobierno de España, Don Mariano Rajoy Brey, para escaquearse de los problemas que afectan de lleno, en corto y por derecho, a su Partido, el Partido Popular, sobre todo en lo que afecta a la corrupción que ya corroe a tal partido por todos sus poros, por todos sus lados, sea a babor o a estribor, sea a proa o a popa. Pero héle ahí, como un matador de toros que al que le corresponde en su lote le da una larga cambiada o le remata en su embestida al capote con una revolera; héle ahí, como un banderillero que sale limpio del encuentro con el morlaco dejándole puestas, en todo lo alto, un par de banderillas de bandera; héle ahí, como un Don Tancredo, que resiste impávido, sin mover un pelo ni una ceja (bueno, esto quizás sería demasiado) el trasiego del cornúpeta por sus alrededores sin que éste le haga caer del pedestal sobre el que se aposenta.
Desde luego, la cosa no es nueva. Antecedentes, haberlos, haylos, y en cantidades industriales. O sea, que no le pilla por sorpresa, ni tampoco a nosotros nos puede pillar de tal guisa, pues ya es un experto en este arte en el que bien podría decirse que está doctorado con un sobresaliente cum laude. Pues, por recordar, y poner un botón de muestra, todos recordamos aquellos SMS que, cuando el ex tesorero del PP, Luis Bárcenas, fue pillado “in fraganti” con una o varias cuentas supermillonarias, en euros, en la banca suiza, le remitió: “Sé fuerte, Luis...Sé fuerte y aguanta”. Claro que, aquél aguantó, pero eran tales los indicios de corrupción que le rodeaban por todos los puntos cardinales, que tuvo que sucumbir y al verse aislado, más solo que la una y abandonado por quien le nombró para el menester de la tesorería pepera, sacó a relucir lo que acabó en llamarse “los papeles de Bárcenas”, que ponían al descubierto los cambalaches que dentro del Partido de Don Mariano venían cocinándose desde tiempo inmemorial y el reparto de sobres a manera de sobresueldos, en “B”, que se repartían sin mesura, como se reparte la propaganda de un supermercado en los buzones de los ciudadanos; ello provocó una reacción rápida, de reflejos crepusculares, que condujeron a dar la orden de la destrucción de los discos duros de los ordenadores portátiles que el entonces, ya ex tesorero, tenía en su despacho de la sede de Génova, de la que seguía haciendo uso y abuso, entrando y saliendo como Perico por su Casa, a fin de destruir cualquier prueba que sobre esa contabilidad “B” pudiere contenerse en los indicados ordenadores, lo que llevó a que la justicia imputase penalmente al propio Partido Popular, lo que ocurría por primera vez en el recorrido de la nueva democracia del país, instaurada con la Constitución de 1.978, y cuyo caso se venía ventilando en el Juzgado de Instrucción Número 32 de Madrid, cuyo titular, la juez Rosa María Freire, propuso procesar al Partido Popular como persona jurídica por supuesta comisión de un delito de daños informáticos y otro de encubrimiento, ya que “el borrado de los ordenadores tuvo el objetivo de impedir que datos relativos a la contabilidad B de la formación salieran a la luz”, planteando juzgar, por tal motivo, a la actual tesorera del PP, Carmen Navarro, al asesor jurídico de dicho Partido, Alberto Durán, y al director del sistema de informática del Partido, José Manuel Moreno. Pues bien, ahora, y por arte de birlibirloque, extrañamente (¡cosas veredes, amigo Sancho!, díjole el caballero de la triste figura a su fiel escudero), el Sr. Bárcenas retira la acusación en el caso de los ordenadores, aduciendo que no tiene recursos económicos y querer centrarse en el juicio del caso Gúrtel y el de los “papeles” y en base, a que según el interesado “siempre he mantenido que el Partido Popular como institución no tiene ninguna responsabilidad en la destrucción de los discos duros. Sería perjudicial pensar lo contrario en estos momentos que seguimos sin Gobierno”, confundiendo el tocino con la velocidad y poniéndose a la altura de aquél que asó la manteca. Veremos si la acusación popular puede seguir adelante con esta imputación, o si se le aplica al Partido Popular la doctrina “Botín”.
Pues bien, en todo este trasiego, con casos de corrupción, un día sí y otro también, salpicando al PP, llegamos a otro caso sintomático, cual es el de la aún senadora designada por dicho Partido, Rita Barberá, la ex alcaldesa durante 20 años de Valencia y portadora del carnet número 3 (el número 1 correspondía a Don Manuel Fraga Iribarne y el número 2 corresponde al ex Presidente, Don José-María Aznar), hasta que por el caso Taula le hayan exigido el abandono del Partido, antes que verse obligada a ser expulsada del mismo, pero dejando contentos a medias a los mandamases peperos, ya que la interfecta se aferra a su cargo de Senadora para evitar ser procesada por la justicia ordinaria, (tal como ya lo están sus 49 compañeros de partido, por, entre otros delitos, el de blanqueo de capitales). Pues bien, siendo preguntado por este hecho el Sr. Rajoy Brey, éste se ha despachado con un lacónico “no tengo autoridad para exigirle el escaño”. Pero, alma cándida ¿quién puso a la Sra. Barberá en las listas electorales o la propuso para ser designada senadora autonómica, sino el Partido que Vd. dirige con mano de hierro?, ítem más, ¿quién la metió en la Diputación Permanente del Senado, para que esa justicia ordinaria no le rozara ni un pelo y, en su caso, fuere el Tribunal Supremo el encargado de enjuiciarla?.
En fin, pareciendo que el Presidente de un Partido Político, como el de cualquier entidad, pública o privada, deba ser el máximo responsable de lo que se cuece en el mismo, el Sr. Rajoy se llama andana sobre cualquier asunto negativo que afecte a su Partido, como si él fuera el botones o el ordenanza, en vez de su Presidente, queriendo hacer gala de no enterarse de ná o de hacer ver que la cosa no va con él, y se queda tan pancho, más ancho que largo, como si él fuera alguien que pasaba por allí.
Me recuerda esta actitud de no verse involucrado en los dislates que le afectan al PP y a muchos de sus miembros, a aquel Steve Urkel, de la serie televisiva “Cosas de Casa”, que, ante los destrozos y desastres que provocaba, acababa preguntándose siempre, como si la cosa no fuera con él: ¿he sido yooo...?
MIGUEL-ÁNGEL VICENTE MARTÍNEZ
21 de septiembre de 2016