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Excelente actuación del albaceteño Rubén Pinar en una buena tarde de toros en la Feria de Albacete

Efe / Redacción /  Emilio Sánchez / Imágenes Nano
Efe / Redacción / Emilio Sánchez / Imágenes Nano
miércoles 14 de septiembre de 2016, 19:27h

El diestro albaceteño Rubén Pinar protagonizó una soberbia actuación en el séptimo festejo de la feria de la Virgen de los Llanos de Albacete, 

donde salió a hombros tras cortar un total de tres, después de una exhibición de temple, capacidad y entrega.

FICHA DEL FESTEJO.- Toros de Alcurrucén, bien presentados pero de poco juego en conjunto, a excepción del buen tercero. Corrida que navegó entre la mansedumbre, y la falta de celo, entrega y clase.

David Mora: estocada ligeramente tendida (silencio); y estocada ligeramente tendida (silencio).

Paco Ureña: tres pinchazos y estocada trasera (ovación tras dos avisos); y estocada y descabello (ovación tras aviso).

Rubén Pinar: gran estocada (dos orejas tras aviso); y pinchazo y estocada (oreja).

En cuadrillas, Javier Ambel y Miguel Ángel García saludaron montera en mano tras banderillear al tercero, y el picador Pedro Iturralde protagonizó un gran tercio de varas en el quinto.

La plaza registró tres cuartos de entrada en tarde entoldada y fresca.

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PROFETA EN SU TIERRA

Que Rubén Pinar lleva años llamando a las puertas de las grandes plazas y ferias no es algo que al aficionado le coja por sorpresa. El joven y, a la vez, experimentado espada de Tobarra (Albacete) tiene algo innato que hace de él ser un torero con una capacidad, un oficio y una técnica en mayúsculas.

Hoy en Albacete, su tierra, ha vuelto a destaparse con un triunfo grande y cimentado en sus consabidas aptitudes. Y a once días de hacer el paseíllo en Madrid. Pinar fue hoy, más que nunca, profeta en su tierra.

Porque no pudo estar mejor, más asentado, más capaz, más templado y más de verdad con su primero, un gran toro de Alcurrucén al que cuajó "de pe a pa" tanto con el capote como con la franela.

Pero fue el último tercio donde el de Tobarra hizo una exhibición de colación, pulso y suavidad en el trazo de cada muletazo, llevando al astado muy toreado, muy embebido en las telas y con hondura en una faena de largo metraje y ritmo creciente, perfectamente hilvanada y cumbre al natural. La estocada hasta la bola fue perfecto corolario a una gran obra, premiada con las dos orejas.

Y un apéndice más logró Pinar del sexto, toro bronco y complicado con el que el albaceteño se fajó de verdad para arrancar el reseñado trofeo y completar así una gran tarde ante sus paisanos.

Otro que dejó su sello en el albero albaceteño fue el murciano Paco Ureña, que cuajó una seria y firme labor a su mansurrón y frenado primero, y al que se impuso a base de coraje y valor antes de echarlo todo a perder con los aceros, cambiando un posible trofeo por dos avisos y una ovación desde el tercio.

El quinto fue otro toro complicado por áspero e informal con el que el lorquino volvió a estar muy por encima de las circunstancias, destacando sobremanera en algunos pases sueltos con la zocata de bello y cadencioso trazo. Recibió otra merecida ovación.

A David Mora, por su parte, le tocó un lote imposible para ensayar el toreo, con un primer toro huidizo y sin ánimo de embestir y un cuarto bronco y reservón, que llegó a voltearle de manera aparatosa en los últimos compases de su lidia. Con ambos estuvo voluntarioso el torero, aún sin poder resolver nada en lo artístico. 

 

LA MIRADA EXPERTA DE… EMILIO SÁNCHEZ

Salió, con todo merito, por la puerta de los Jardinillos el paisano Rubén Pinar, demostrando en esta séptima de feria que es torero de raza, en una tarde dura y de mucha responsabilidad, en la que apostó con fuerza su apoderado Manuel Amador y no desfraudó el de Santiago de Mora, con dos faenas muy diferentes - En su primer  hizo un torero asentado, con empaque y un exquisito sentido del temple, por ambos pitones. Pinar le hizo cosas buenas a sus dos toros, dejando un grato sabor de boca  en cada una de sus faenas, porque mando, paro y templo.

 En su primero torea con el compás abierto y sin perder terreno con el encastado  "fatigado".

El que cerro plaza , de salida el toro manseó y con arreones, su entrada no era perfecta, pero su lidiador no le perdió la cara y nunca se vio desbordado. Faena de poder a poder, fue un ciclón, con teniendo la obsesión por la quietud. Sui torero al natural, tuvo el sabor rancio y su contundente espada hizo recordar esta faena  pura de valor y sabiduría. Digno triunfador, y esto le era necesario al torero de Santiago de Mora.

David Mora Tiene torería pero no esta en su mejor momento , incierto su primer toro, no rompe, y tuvo unos parones de peligro que el madrileño no pudo  llegar a la ligazón, jugándose la voltereta, que esta le llego en su según do , llegando del ole al ay. Le trago las dudas David Mora , toreando muy cerca. La ilusión del torero la puso de manifiesto sin suerte, pasando a la enfermería tras la muerte de su toro, para no salir.

Y el lorquino Paco Ureña toreo bien con la mano izquierda. Tanteos  por bajo , ante los pocos recurso que el toro ofrecía . Buena tanda de derechazos, aguantando los parones imposible crear faena, dejando  los pases uno a uno, y posicionándose  por cada uno de los pitones. . En su segundo que brinda a Dámaso González ,  la faena por el pitón izquierdo, pero de nuevo lento a la hora de ir fraguando tandas. De nuevo el valor del lorquino se vio, aguatando los parones, altibajos en su labor que calaron en los tendidos, aplaudiéndole  por la buena disposición de Ureña.

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