Ayer, en el convulso Pleno Municipal, me sentí violentada, intimidada y excesivamente incomoda. Y es que el coro de ultras mal llamadas “provida” con sus constantes interrupciones a los concejales de la oposición y sus gritos furibundos no dejaron que el pleno se desarrollara en la normalidad a la que estamos acostumbrados. Se oyeron consignas absurdas como “¡Yo doy la teta!”, como si esta acción conllevara una especie de superpoder que te convierte en más mujer, en una mujer de argumentos invencibles; eso sí, lo que no conlleva es una pizca de educación. Así lo demostraron.
La que se mostró encantada con estas actuaciones fue la concejala de la Mujer, que con su sempiterno gesto de “aquí huele algo mal”, se dedicó a dirigir cual directora de orquesta este peculiar grupo de coristas.
Lo más grave de todo, es que una persona que ostenta la representación de la Concejalía de la Mujer del Ayuntamiento de Albacete acuse a los profesionales de la sanidad pública de saltarse la Ley, de no informar a las mujeres sobre el proceso de interrupción voluntaria del embarazo y de no realizar bien su trabajo. Para ella la verdadera información la dan un grupo de personas exaltadas en la puerta de una clínica.
Por supuesto cada uno tiene derecho a manifestarse y defender lo que estime oportuno, pero no es menos importante que una mujer pueda recibir cualquier prestación sanitaria sin recibir presiones ni coacciones de ningún tipo. Si los grupos provida de la ciudad quieren salir a la calle con sus pinturas de dedos rojas y sus rezos, perfecto. Pero que lo hagan en otra ubicación, permitiendo así que los dos derechos sean perfectamente compatibles.
Martinez Paños, que ayer se vino arriba, llegó a afirmar que la interrupción voluntaria del embarazo era una forma de violencia hacia la mujer. ¿De verdad una persona que piensa algo así está legitimada para defender los derechos de las mujeres de esta ciudad? Se le olvida que está dentro de los derechos reproductivos y sexuales recogidos en legislación internacional, y sobre todo, la Ley Orgánica 2/2010 de salud sexual y reproductiva y de la interrupción voluntaria del embarazo que sigue vigente en nuestro país y que está consiguiendo que el número de interrupciones voluntarias del embarazo baje más cada año.
Siento verdadera lástima al comprobar que a la encargada de representar y defender a las mujeres de esta ciudad le interese más crear situaciones que son un caldo de cultivo para la violencia, la intolerancia y el fanatismo, que proteger los derechos que tenemos por el simple hecho de ser ciudadanas de este país.
No me gustaría que acabáramos viviendo situaciones como las que se reflejan en la película de Todd Solondz “Palíndromos”, pero aplaudir el fundamentalismo y los fanatismos es lo que trae.
A esta concejala que quiere poco o nada a sus congéneres, le rogaría que el rosario lo dejara en casa junto con sus gustos personales y procure velar más por los derechos que por Ley (aunque le pese), nos asisten a todas.
Tendré que rezar yo también para que se obre el milagro, porque su cese por parte del Señor Alcalde necesitaría intervención divina.
Marian Gabardino.
Miembro de la ejecutiva local del
Partido Socialista de Albacete