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“Brave. Mujeres al borde del poder”

Por Marian Gabardino
viernes 21 de abril de 2017, 11:36h
Marian Gabardino
Marian Gabardino

Tengo el orgullo de pertenecer a un partido que  ha sido el artífice de los mayores avances democráticos y de derechos sociales de la historia de este país.

Es  el Psoe el que nos pone siempre  a la vanguardia en igualdad de género. Como por ejemplo, con la ley Orgánica 3/2007, de 22 de marzo, para la igualdad efectiva de mujeres y hombres, convirtiendo a España en un referente internacional. Con su entrada en vigor, España se sumó a los 44 países del mundo con una medida legal o constitucional que garantiza la representación de las mujeres en las instituciones.

A pesar de estos avances, a nadie se le escapa la dificultad de las mujeres para avanzar en política. La propia cultura organizativa de los partidos, de raíces profundamente patriarcales plagada de estereotipos sexistas donde las virtudes de eficacia, competitividad o liderazgo son atribuidas, en mayor medida, a los hombres. Además, con frecuencia, las mujeres estamos sujetas a un examen de competencia constante por el mero hecho de serlo o se nos exigen requisitos más elevados. Estas dinámicas se refuerzan con una cultura organizativa de raíces patriarcales, la old boy network, que se traduce en la creación de redes informales de confianza y poder masculinas consolidadas a través de los años o de actividades lúdicas (como tomarse una copa al terminar la reunión y seguir discutiendo decisiones) que perjudican como daño colateral a las mujeres por una incorporación más tardía o por su menor asistencia a estas actividades. Por último, los largos horarios de la vida política o el tiempo de reuniones de los partidos no tienen en cuenta el solapamiento con horas en que, en general, las mujeres están más ocupadas en el cuidado de los menores y/o personas dependientes. Es más sencillo que se cambie la hora de una reunión por un Real Madrid- F.C. Barcelona, la Champion, la Copa del Rey o la liga interbarrios,  que por motivos de conciliación de la vida familiar y laboral.

Nuestro partido, el PSOE, siendo una de sus señas de identidad el feminismo, tiene ahora la oportunidad de elegir a una mujer, a una compañera como secretaria general de todos los socialistas. En 2012, nuestra Carme Chacón fue una valiente, enfrentándose a Alfredo Pérez Rubalcaba. Perdió, pero abrió una puerta que jamás se volverá a cerrar.

En 138 años de historia, hemos tenidos varios secretarios generales, todos con sus luces y sus sombras, con sus aciertos y sus errores. Hombres que bajo su mando se ha ido construyendo la historia de un partido fuerte y necesario. ¿Por qué no íbamos a darle la oportunidad de ser la primera secretaria general a Susana Díaz? Estamos preparados para romper ese techo de cristal que tanto se nos resiste y una vez más hacer historia y dar ejemplo. No seré yo, como militante y mujer de partido, la que impida que una compañera de sobra preparada y con el valor necesario, acceda a la Secretaría General del PSOE, dotándolo de la unidad que necesitamos, desde un liderazgo femenino, que incluya a todos y que sea especialmente sensible a temas que nos preocupan.

Los estudios nos hablan de que hay una evidencia creciente y establecida de que el liderazgo de las mujeres en los procesos políticos y de toma de decisiones mejora dichos procesos. Las mujeres demuestran un liderazgo político trabajando dentro de las filas de los partidos, en los grupos parlamentarios, incluso en los ambientes políticos más reacios, y defendiendo asuntos de igualdad de género, como la baja paternal y el cuidado infantil, las pensiones, las leyes de igualdad y reformas electorales y la eliminación de la violencia de género.

Pongamos en marcha un mecanismo de sororidad (solidaridad entre mujeres) entre nosotras. No seamos las mujeres las que pongamos más palos en la rueda a una compañera que, por primera vez en la historia, puede asumir el papel de líder. Y sobre todo, tengamos en cuenta de que será la primera de muchas. Como decía Michelle Bachelet: “Cuando una mujer entra en política, la mujer cambia. Cuando muchas mujeres entran en política, cambia la política”.

Marian Gabardino.

Militante de la Agrupación local del PSOE de Albacete

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