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Un viaje de ida y vuelta (II)

miércoles 29 de junio de 2016, 05:40h
Un viaje de ida y vuelta (II)

Pero en este triqui-traca, nos hemos encontrado con un capítulo para nota, cual ha sido la actuación irregular respecto a la licencia que la Gerencia de Urbanismo dispensó para que el propietario del local comercial de la planta baja del Edificio, protegido, ubicado en el chaflán de las calles Marqués de Molíns y calle Concepción, para retirar las diez rejas que protegían y embellecían los ventanales que daban a dichas calles, casi con nocturnidad y alevosía, y que dio origen a un movimiento vecinal como no se recuerda en la Ciudad de nuestros amores, lo que llevó a nuestra primera autoridad municipal, ante el huevo puesto fuera del ponedero, a intentar templar gaitas, y contrarreloj se anunció la donación al Patrimonio Municipal de las rejas de marras, llegándose a proclamar que ahora sí habían pasado a ser patrimonio de todos los albaceteños, como si éstos fueran tontos y se chuparan el dedo, y queriendo justificar la concesión de la tal licencia en los informes de los técnicos, considerando a éstos poco menos que con la categoría de infalibles, tal como adorna al Papa, cuando habla, “ex cathedra”,  en materia de fe, como si aquéllos no pudieran meter la pata, aun en el caso de que informaran favorablemente, pongo por caso, para derruir la Plaza de Toros o la Casa de Perona, ¿se cumpliría tan encomienda?. Y es que la susodicha licencia, por mucho que se quiera justificar en los informes, dicen que vinculantes, de los técnicos, goza de no pocas irregularidades o, al menos, falta de requisitos esenciales y elementales para abocar a su concesión. Así, a vuela pluma, la primera y fundamental es que las rejas forman parte de un elemento estructural del edificio, y no son un bien propio y particular del dueño del local comercial, y, por tanto, debiose contar con la autorización unánime por parte de la comunidad de propietarios del Edificio, que ya de entrada y a poco que uno entienda de este tema,  limita, más bien, impide la concesión de tal licencia; y la segunda, que el  edificio al que pertenecen las rejas de marras, figura en el Catálogo Municipal de Bienes Protegidos. Estas dos causas, o cualquiera de ellas, por sí solas, invalidarían el meritado informe favorable de los técnicos, que, a decir verdad, han metido la pata hasta el corvejón, y subsiguientemente, la autoridad municipal que tan alegremente dio luz verde a su concesión.

Ante el escándalo producido se buscó esa solución de emergencia, tosca y chusca, de anunciar la donación de las rejas por el propietario del local (donación nula, con nulidad absoluta, por recaer sobre objeto indisponible por su naturaleza y, en todo caso, por falta de consentimiento de todos los propietarios del edificio en cuestión) al Patrimonio Municipal, con una condición no menos tosca y chusca, cual es la de que fueran exhibidas en un Museo para que el público pudiera disfrutar de las mismas, lo cual movió a la risa y al cachondeo entre la generalidad de la población albaceteña.  

Finalmente y tal como exigieran en su momento, la Dirección General de Patrimonio de la Junta de Comunidades de Castilla La Mancha, se ha procedido a la reinstalación de las susodichas rejas en el “lugar del que nunca debieron ser retiradas”, queriendo venderse este fiasco como un éxito de nuestra primera autoridad municipal, en un intento de tomar a los albaceteños por imbéciles, tontos o lelos y creyendo que aún creemos, valga la redundancia, que los burros vuelan, intentando hacernos comulgar con ruedas de molino o con carros y carretas.

Se ha demostrado que el pueblo cuando toma cartas en un asunto que le afecta directamente y que supone una tropelía por parte de la Administración Pública, acaba triunfando. Este ha sido un caso clamoroso que así lo ratifica y que pone en la onda de nuestros gobernantes que no dormimos el sueño de los justos, sobre todo cuando nos tratan de tomar el pelo.

 

“El día se va despacio,

la tarde colgada a un hombro,

dando una larga torera

sobre el mar y los arroyos.

 

Las aceitunas aguardan

la noche de Capricornio,

y una corta brisa, ecuestre,

salta los montes de plomo”.

 

(Federico García Lorca, cuya alma aún vuela

entre  los olivos centenarios de Andalucía)

 

MIGUEL ÁNGEL VICENTE MARTÍNEZ

29 DE JUNIO DE 2016

 

 

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