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Rajoy “Súper-Star”

Por Miguel Ángel Vicente
martes 13 de octubre de 2015, 23:06h
Miguel Ángel Vicente
Miguel Ángel Vicente

Desde que el Partido Popular sufriera, uno tras otro, hasta cinco batacazos electorales, rayanos en la debacle o la hecatombe más absolutas, claras y sin paliativos, desde las Elecciones Andaluzas, pasando por las Europeas, las Municipales y Autonómicas y, más recientemente, las Catalanas, en las que no se ha cumplido el dicho taurino de que no hay quinto toro malo, la desazón, la inquietud, la zozobra y el desasosiego, ha cundido por entre las bases peperas y sus  militantes y simpatizantes, sin que, al parecer, la cúpula, al menos oficialmente o de cara a la galería, se haya dado por aludida ante los desastres electorales, ante el fracaso de sus candidatos incardinados en las listas, pareciendo estar sumida en un sueño de Morfeo idílico, placentero y encantador, habiendo dado signos, al respecto, tardíos, lentos e insuficientes, desde todo punto de vista, pues la caída libre, cuesta abajo y sin frenos, de porcentaje de votos y de escaños obtenidos ha ido en paralelo a la caída, en la confianza en las siglas de Génova, que no ha sabido o no ha querido hacer una lectura responsable y autocrítica de ese viaje a ninguna parte, de ese no ver la lidia que en cada comicio requería el morlaco suelto sobre los páramos de la piel de toro, agazapándose en el burladero, tratando de vivir de las rentas de un pasado esplendoroso, aquél que le llevó a La Moncloa, un 20 de Noviembre de 2.011, sin darse cuenta de que, como, casi siempre que uno de los partidos hegemónicos, llámese PP o PSOE, al menos hasta la fecha, ha desbancado del poder al otro, generalmente lo ha hecho, más que por méritos propios, por deméritos del contrincante, acogiendo el voto de una mayoría de ciudadanos cabreados cuando no desilusionados por las expectativas depositadas en una u otra sigla tras su llegada al poder, el cual, generalmente, si lo ha sido bajo la tesitura de lograr una mayoría absoluta, lo ha ejercido despóticamente, generalmente en un soliloquio indignante para la ciudadanía en la que descansa la voluntad popular, que se ha visto ninguneada y defraudada por el partido ejerciente del poder, que le ha utilizado solamente para alcanzar éste y contraviniendo, si ello fuere preciso y necesario, los respectivos programas electorales, incumpliendo sistemáticamente el rosario de promesas que se desgranan, como una partitura, con más música que letra, en aquéllos, lo que ha puesto de relieve, repetidamente, que la llegada al poder de los dos grandes partidos que, desde los albores de la llamada restauración de la democracia en España, se han repartido el pastel, la tarta y el oropel del poder, ha sido alcanzar éste, considerado como un fin en sí mismo y no como un medio para resolver los problemas que, candentemente, afectan y preocupan al pueblo español, decidiendo y haciendo de su capa un sayo y un monumental corte de mangas a quienes, en cada caso, debían el acceso a dicho poder.

Si a todo ello, añadimos, lo que cada día lleva a más ciudadanos a sentirse engañados y, más bien, estafados, por los llamados partidos del bipartidismo, a saber, la galopante corrupción, que como vamos comprobando cada día se hace más patente y va desnudando a los artífices del llamado milagro español, cual fue la Transición de un sistema dictatorial a un sistema democrático, sin solución de continuidad, con la apropiación indebida y delictiva de miles de millones, ¡ojo al parche!, de euros, pues apaga y vámonos, y no es de extrañar, que en la actualidad aparezcan nuevas formaciones emergentes, que parecen nacer limpios de polvo y paja de ese monstruo de siete cabezas y veinte brazos con sus respectivas largas manos que constituyen la médula de la corrupción, que es uno de los desencadenantes de la crisis española, que ya nos está afectando durante ocho años y que va, in crescendo, a batir récords guinness, pues no da abasto a equilibrar las cuentas públicas, ya que lo que se ingresa vía fiscal, con el sudor de la frente del pueblo, cuando no acompañado de sangre y lágrimas, en la Caja Pública de Caudales, por “H o por B”, por arte de birlibirloque, dura en la misma lo mismo que un caramelo en la puerta de un colegio, y sale a mayor velocidad que la que alcanzan los coches de Fórmula 1 en competición, hacia los paraísos fiscales o a la faltriquera de quienes administran dichos fondos, sin que hasta la fecha, y mira que han llovido chorizos, individuales e institucionalizados, haya dado el giro de vuelta a las arcas públicas lo esquilmado, lo indebidamente apropiado, que parece que exista un seguro o un pacto de silencio entre los partidos afectados para que, aunque el escándalo mediático llegue a alcanzar cotas siderales, nadie está obligado a hacer un verdadero acto de contrición, a escarmentar al que es pillado con las manos in fraganti y, mucho menos, a devolver las cantidades ilegítimamente sustraídas, y ello por muy mucho que los sujetos en cuestión peregrinen de juzgado en juzgado, entrando y saliendo, en olor de multitudes, con más cara que un saco de perras, riéndose de la ciudadanía y pareciendo hacer cómplices a los jueces de sus tropelías.

Pues bien, ante la llamada de atención que el primer Presidente que del Partido Popular logró alcanzar la meta monclovita, Don José-María Aznar, guardián de la quintaesencia pepera, a la manera como un vulgar amo y señor del calabozo, avisando de los cinco toques de atención, casi todos dramáticos, que al Partido Popular le han deparado las urnas, la cúpula del actual Partido, encabezada por el actual Presidente del Gobierno y del propio Partido Popular, Don Mariano Rajoy Brey, ha sido llamarse andana y criticar al jubilado Presidente al que relegan a un papel virtual y testimonial en la residencia para ídem. Aunque, en realidad, algo se ha movido en las aguas monclovitas, desde aquel, al menos teórico, cambio que se inició con el cambio, valga la redundancia, del logotipo del Partido Popular, considerado como un logro de los jóvenes del mismo, encabezados por Pablo Casado, que se vino a considerar poco menos que una hazaña acreedora a uno de los Premios Nobel que otorga la Academia Sueca o la Noruega. Henchidos de satisfacción y encantados, como siempre y una vez más, de haberse conocido a sí mismos, llegó la remodelación abriendo paso a los vicesecretarios, Pablo Casado, Javier Maroto, Fernando Martínez Maillo, Andrea Levy y para completar el repóquer, “el joven” Javier Arenas, que no ha sido sino dar una nueva mano de pintura al Partido, sin cambiar ninguna infraestructura del mismo, sin eliminar las goteras ni sanear la podredumbre que ha echado raíces lo que es tanto como no hacer sino un guiño a seguir esperando la soga en casa del ahorcado, y, a la vista está, no ha sido efectivo, como no podía serlo bajo ningún concepto, para taponar la herida por la que va desangrándose, poco a poco, y cada más y más, el caudal del reconocido como partido del centro-derecha, al que el inmovilismo de su Presidente y del Gobierno, Don Mariano Rajoy, va a dejar hecho unos zorros, si es que no lo está ya, y en la tesitura de una refundación como ya empiezan a avistar quienes no se ciegan con el ejercicio fatuo y hedonista del poder.

Finalmente, y como siempre confundiendo la velocidad con el tocino, creen en Génova haber dado con la piedra filosofal, la cual no es otra que lanzarse a la calle, a las tertulias y a los programas televisivos, multiplicando la comparecencia de peperos por doquier, incluida la propia del Presidente del Gobierno, dicen que para hacerse más cercanos y comunicar mejor al pueblo las mejoras y bondades de que es capaz de ofrecer un partido que cree que con este nuevo guión va a conseguir filmar la película de su vida, capaz de acaparar todos los Oscar de Hollywood . Y en esas estamos, con un Mariano Rajoy y los suyos haciendo la calle, como la hacen quienes ejercen el llamado oficio más viejo del mundo, sin darse cuenta de que, en realidad y con toda seguridad, lo que están consiguiendo es hacer el ridículo, pues el comportamiento cuando es impostado y en modo alguno natural no hace sino dejar al descubierto las carencias del interfecto y, generalmente, con el culo al aire. Y así en este nuevo mantra de la aparición en público, nos tragamos este pasado verano con Rajoy de día y Rajoy de noche, que parece más un programa televisivo, de los que aburren y sólo aptos para que quienes padezcan insomnio caigan de bruces, ipso facto , en los brazos de Morfeo. Que si caminando por senderos varios y variopintos; que  si dándose un refrescante baño, en un río; que si tomando en una terraza una cerveza y diciendo hola a los de la mesa de al lado; que si besando a un niño, o a una niña, o a una abuela; y no digamos con la fiebre inauguradora: el 24 de Septiembre, el nuevo puente sobre la bahía de Cádiz (eso sí, con un coste de 511 millones de euros, casi el doble de lo presupuestado); el 29 de Septiembre, el AVE Palencia-León; el 2 de Octubre, la Autovía Linares-Albacete (comenzada hace 20 años y con un coste de 1.620 millones de euros); el 7 de Octubre, el último tramo de la llamada Autovía del Mediterráneo; o el 8 de Octubre, en Huesca, el Pantano de San Salvador, ya finalizado desde el mes de Junio, y en el que colocó una piedra con su nombre, que casi le dejó desriñonado; no siendo de extrañar que, con esta fiebre inauguradora, no deje de inaugurar cualquier adoquín o alcantarilla que se le cruce por el camino. Y por no mencionar su apertura a las entrevistas (¡quién lo diría!), siendo demostrativa de su falta de entrenamiento y de reflejos, la que mantuvo con Carlos Alsina en Onda Cero, en la que parecía un opositor y en la que demostró, incluso, carencias imperdonables en un Presidente del Gobierno. En fin, abierta la veda, sólo Dios sabe lo que nos espera de aquí al 20 de Diciembre. Permanezcamos atentos a la pantalla. Lo dicho: Rajoy, “Superstar”.

MIGUEL ÁNGEL VICENTE MARTÍNEZ

  14 DE OCTUBRE 2015

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